La Pascua Militar celebrada ayer tuvo dos protagonistas, uno, el principal, el Rey Felipe VI, y otro, secundario, Pedro Sánchez.
Felipe VI defendiendo la Constitución de la Transición española, como no podía ser de otra manera. Una Constitución infravalorada hoy por las Instituciones y el Gobierno de este país y por los partidos que lo apoyan. Con el objetivo de hacerla desaparecer.
Pedro Sánchez, cual convidado de piedra, sin mucho que hacer ante los mandos de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. Unos mandos que no estarán muy satisfechos, sobre todo, la Guardia Civil, engañados por él sin miramiento alguno.
Las relaciones, entre unos y otros, no están pasando por sus mejores momentos y con perspectiva de ir a peor.
Y es que, si hoy nadie lo remedia, Pedro Sánchez será investido presidente, con las abstenciones o votos afirmativos de todos aquellos que reniegan de su país, de su ordenamiento, que quieren la desmembración y destrucción de España.
El día de la infamia