Pool Moncloa/Borja Puig de la Bellacasa
¿Qué tiene que pasar para que este gobierno se vaya de una vez «a su casa»?
Ya no es que quiera volver a gobernar con quienes quieren destruir este país, sino que ahora demuestra cómo sus ciudadanos le importan bien poco.
Romper una tradición cual era la subida de las pensiones a fin de año. Promesa electoral, encima, incumplida; no presentarse a la última rueda de prensa del año tras el Consejo de Ministros para explicar qué está negociando con Junqueras, o incluso no plantear otra de sus promesas como la subida del Salario Mínimo Interprofesional, muestra el talante de este Gobierno, que no ha dado explicaciones por el mayor caso de corrupción con los EREs de Andalucía y ahora no da explicaciones por la congelación de las pensiones y del sueldo de los funcionarios.
Sánchez tampoco quiso comparecer ante los españoles para no tener que explicar sus presiones a la Abogacía del Estado para que ejerza de abogado defensor de unos delincuentes condenados por el Tribunal Supremo por delitos graves de sedición y malversación de fondos.
Un Gobierno que sólo muestra su afán de poder, poca confianza demuestra y nos aboca a todos a un riesgo cierto de que el país se hunda.
Los ciudadanos, sin embargo, asisten impertérritos a está situación.
El votante de izquierdas tiene cero autocrítica. Qué votante del PSOE puede querer que gobiernen con un partido independentista con líderes en la cárcel, que en Extremadura defienda la unidad nacional y en Tarragona la multinacionalidad, que en Andalucía tenga a dirigentes condenados por una corrupción de miles de millones y aún vayan de dignos, que en León quieren independizar la región, en Asturias promocionar el bable y en Mallorca venderse al catalán… Y ni una palabra, ni un voto de castigo, nada