La rebelión catalana de estos últimos días ha hecho olvidar un problema que amenaza a la economía española, que no es otro más que el fantasma de la recesión.
Una recesión que ya se atisba en los indicadores macroeconómicos y que ha hecho que la Unión Europea no haya aprobado el proyecto presupuestario español de cara al año que viene, al constatar que el déficit y la deuda de su economía están claramente poco dimensionado y, qué, por tanto, las cifras resultantes son, de todo, menos reales y, lo que es peor, poco o nada creíbles.
Y es que al gobierno socialista de Pedro Sánchez sólo le da por gastar. Además, gastar sin saber si va a tener ingresos suficientes. De ahí que el déficit de su balanza de pagos sea cada vez mayor o que el volumen de su deuda sufra la falta de rigor presupuestario.
En suma, una situación hoy escondida por el socialismo de este país y que amenaza con hacer saltar la economía española hacia una crisis financiera y política cuyo fondo no se atisba y cuyas consecuencias podrían ser las peoreseen la historia reciente de España.