Contemplando en televisión los disturbios en Cataluña, virulentos, sobre todo, los de Barcelona y escuchando las declaraciones del presidente Sánchez, uno se pregunta si el presidente del Gobierno está en sus cabales.
Limitarse solamente a enviar a policías para mantener el orden, no parece que sea suficiente. Con más de 250 policías heridos en sólo cinco días, no parece que se vaya a terminar esta situación, sino más bien todo lo contrario.
Es hora ya de parar este entuerto. Cuanto más se tarde peor. Cada vez más envalentonados los radicales catalanes, un final pacífico y dialogado se antoja imposible.
O el Gobierno hace algo más o pudiera ocurrir que cualquier día haya en las calles catalanas una desgracia que, cual bola de nieve, pudiera desembocar en un conflicto más grave todavía.
No basta sólo con esperar sentado a que todo termine por propia iniciativa. Rajoy esperó demasiado y así le fue.