Unas nuevas declaraciones, esta vez del ministro del interior, han vuelto a mostrar la debilidad de un Gobierno en funciones que confía, en un futuro, volver a contar con los nacionalistas catalanes.
Dejar todo en manos de la Justicia, como así ha declarado el ministro, las amenazas, provocaciones y hechos consumados del presidente del Gobierno catalán, así como su implicación con el terrorismo –ya demostrado– de los CDR, no parece que sea suficiente.
El 1 de octubre está a la vuelta de la esquina, es mañana, y puede volver a ocurrir una nueva rebelión contra el Estado español. Una rebelión que pudiera ir en serio, no como la pasada, y provocar consecuencias no esperadas. Debería prevenirse, anticiparse a los hechos más que previsibles.
Un Estado de derecho no debe dejar de cumplir con sus funciones. No puede haber dejadez de funciones. Cada vez que se ha dejado, el independentismo se ha envalentonado y sus acciones han ido a más.
Rotundidad y acción. Esas deben ser las claves del Gobierno en estos momentos. Llegará sino el turno de asumir responsabilidades.
Un Gobierno es gobierno hasta en funciones.