Las conclusiones del juicio, llamado del «procés», emitidas por Fiscalía y Abogacía del Estado, muestran dos realidades, una con la que todos los españoles están de acuerdo, la que nos ha demostrado que se programó y se ejecutó un golpe de estado y otra, acorde con la estrategia del Gobierno de permitir los desmanes acaecidos por los sentados en el banquillo de los acusados, que nos habla de blanquear lo hecho por ellos.
Lo acontecido en el juicio ha demostrado que lo sucedido no fue fruto de un «calentón», sino algo programado, y que sino sucedió una desgracia, fue porque las continuas provocaciones por parte del independentismo no se respondieron, que, por cierto, era algo que se quería obtener.
La sentencia debería ser rápida y ser un ejemplo para quienes desafían a un país, a un Estado de Derecho. No caben ambages.
La pena, la servidumbre de la Abogacía del Estado a los dictados del Gobierno. Todavía no ha habido conformación de acuerdos de Gobierno. Podría dar la vuelta.