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Cinco años de una abdicación para la estabilidad

«Mi hijo Felipe, heredero de la Corona, encarna la estabilidad, que es seña de identidad de la institución monárquica». Esa fue una de las frases con las que el rey Juan Carlos anunció el 2 de junio de 2014 que abdicaba en el entonces príncipe de Asturias

Al cumplirse este domingo cinco años de aquella decisión, que llevó a la proclamación de Felipe VI dos semanas después, el 19 del mismo mes, ha decidido afrontar otra etapa, pasar una nueva página, completar su retirada de la vida pública y no protagonizar más actos institucionales.

Es lo que avanzaba el pasado lunes en la carta hecha pública por Zarzuela y que había dirigido a su sucesor.

Cinco años atrás fue el entonces presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el encargado de anunciar la abdicación de don Juan Carlos poco antes de que se emitiera una intervención del rey razonando su decisión.

En ella, alusiones a los «difíciles años» de la crisis, a la necesidad de un impulso de renovación, superación, corrección de errores y apertura a un futuro mejor, y al protagonismo que merecía una nueva generación decidida a emprender transformaciones y reformas.

Una generación abanderada por Felipe VI, en quien el rey personificó la apertura de una nueva etapa de esperanza y la estabilidad para España.

La estabilidad y la demostración de madurez de la democracia española ante la normalidad con la que se produjo el relevo en la Corona fueron valores que destacaron también los principales dirigentes políticos que gestionaron aquel momento, con Rajoy y con el recientemente fallecido Alfredo Pérez Rubalcaba a la cabeza.

Ellos formaron parte del grupo de políticos que vivieron en primera persona el proceso relámpago de aprobación del proyecto de ley orgánica para hacer efectiva la abdicación.

Y ellos habían vivido también, como toda la sociedad, unos años complicados para la institución monárquica, con hechos especialmente preocupantes como la investigación judicial a Iñaki Urdangarín y la infanta Cristina, y el episodio del viaje a Botsuana que el rey intentó cerrar con una frase para la historia: «Lo siento mucho. Me he equivocado y no volverá a ocurrir».

La renovación en la Corona pretendía darle un aire nuevo tras esos años, y don Juan Carlos fue preparando durante meses su decisión, tal y como asegura que ha hecho también ahora al confesar que lleva madurando su retirada total de la actividad institucional desde que en enero de 2018 cumplió 80 años.

Con 81, pone fin a otra etapa de cinco años en la que ha ido espaciando su presencia en actos oficiales (más de un centenar), condicionado en ocasiones por algunos achaques.

Entre ellos, el que provocó su decimoquinto paso por el quirófano en abril del año pasado para que se le sustituyera la prótesis artificial que tenía implantada en la rodilla derecha.

Ya con su hijo como jefe de Estado ha tenido oportunidad de expresar públicamente su satisfacción por el deber cumplido, como aseguró en el acto organizado por las Reales Academias con motivo de su octogésimo aniversario.

El papel que jugó durante los casi 39 años de reinado le fue reconocido en el acto celebrado en el Congreso el 6 de diciembre de 2018 al cumplirse el 40 aniversario de la Constitución.

Los grupos presentes en el hemiciclo tributaron una larga ovación a don Juan Carlos, quien por vez primera pisaba el hemiciclo desde su abdicación ya que no estuvo presente en la proclamación de su hijo ni, en una decisión que provocó controversia y le causó malestar, en el acto de junio de 2017 con motivo de cumplirse 40 años de los primeros comicios generales tras el franquismo.

Le aplaudieron todos los diputados que estaban presentes menos los de Podemos, y, entre los ausentes, los independentistas catalanes.

Desde su segunda línea ha sufrido los ataques y gestos de desprecio a la monarquía procedentes de ese entorno catalán y dirigidos ahora contra su hijo, y también del complicado panorama político que ha llevado a los españoles tres veces en cinco años a las urnas para elegir un nuevo Parlamento.

También ha soportado nuevos momentos delicados como la difusión de unas grabaciones en las que su amiga y empresaria Corinna zu Sayn-Wittgenstein le acusaba de tener cuentas en Suiza y de utilizarla como testaferro.

El rey Juan Carlos pone fin este domingo a su actividad oficial. No tiene previsto ningún evento especial para ello más allá de presidir un acto de carácter privado: una corrida de toros en Aranjuez en homenaje a su madre, María de las Mercedes, al igual que su hijo una gran aficionada al mundo taurino.

Seguirá prodigándose en actos de este tipo, pero el de este 2 de junio cobra un simbolismo especial al ser la fecha elegida para su particular punto y aparte.

Camino a los 82 años, con casi 39 de reinado a sus espaldas y cinco desde su abdicación, abre un nuevo apartado en su biografía y en la historia de España.

Una biografía ante la que no faltan detractores pero en la que cobra valor su protagonismo para la recuperación de la democracia y para que el 23F no hiciera de ella un episodio pasajero. EFE

Por José Miguel Blanco

Pie de foto: El rey Juan Carlos y el rey Felipe durante la ceremonia de sanción y promulgación de la ley orgánica por la que se hizo efectiva la abdicación del Rey, en el Salón de Columnas del Palacio Real. EFE/Archivo

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