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Burgui acoge el 28 Día de la Almadía

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La localidad navarra de Burgui celebra hoy el Día de la Almadía, una fiesta declarada de Interés Turístico Nacional que rememora el traslado de la madera del bosque por el río Esca

La localidad de Burgui celebra este sábado la 28 edición del Día de la Almadía, una jornada con numerosas actividades que homenajean a este ancestral oficio del traslado de madera por los ríos, y que tiene su punto culminante en el salto de la presa de las almadías construidas para esta ocasión.

Todo ello recuerda a los almadieros y muestra la riqueza cultural de los valles de Roncal, Salazar y Aezkoa, en el Pirineo de Navarra, en una fiesta que este año premia con la Almadía de Oro al cantante Serafín Zubiri y el grupo de voluntariado de Tolosa.

Serafín Zubiri descenderá en una de las almadías por celebrarse este año el 25 aniversario de su ascensión al Aconcagua y «como símbolo del esfuerzo que cientos de personas en Navarra hacen para mejorar la accesibilidad y la integración de todo tipo de colectivos».

La segunda Almadía de Oro recaerá en 2019 en el grupo de voluntariado de Tolosa, un colectivo que ayuda desde hace décadas a la celebración del Día de la Almadía y a otras iniciativas como el Paseo de los Oficios, el Cross de la Almadía, la celebración de festividades y eventos de todo tipo tanto en Burgui como en el Valle de Roncal.

En cualquier caso, la jornada ha comenzado a primera hora con la apertura del Museo de la Almadía, la inauguración del mercado medieval con puestos de alimentos y oficios artesanos y del estand de la Oficina de Turismo del Valle de Roncal, todo ello ambientado con diversas actuaciones musicales, bailes y la escenificación del oficio de lavanderas.

Todo ello hará más amena la espera del momento más vistoso de la jornada y que concita a miles de visitantes, el salto de la presa de Burgui por las almadías, que habrán partido antes del atadero de Basari.

Según han informado los organizadores en una nota, entre las novedades de este año está el renovado grupo de jóvenes, mujeres y hombres, que se han incorporado en 2019 al grupo de almadieros.

Así, si el año pasado bajaron por primera vez dos mujeres como almadieras, participando en la construcción de las almadías y también aprendiendo a manejarlas, este año repiten la experiencia y el grupo se ha ampliado, «con lo que sigue animándose el camino abierto estos años a las nuevas generaciones».

El Día de la Almadía fue declarado en 2005 Fiesta de Interés Turístico Nacional, y conmemora la forma que los roncaleses tenían para explotar y sacar la madera de sus masas forestales formando balsas o almadías que ellos mismos manejaban a golpe de remo a través de unos cauces fluviales extremadamente peligrosos.

Según recuerdan los organizadores, una almadía es una balsa de madera, hecha con troncos iguales debidamente alineados y enlazados entre sí y repartidos por varios tramos unidos también entre sí que, conducida por los almadieros, discurre a flote y río abajo.

Normalmente estos troncos eran de pino, abeto y ocasionalmente haya. Las almadías tenían como objetivo dar salida por vía fluvial a toda la riqueza forestal de los valles pirenaicos navarros, dado que en estos valles no había otra vía de comunicación que estrechos y escarpados caminos y el río.

Arrastrar los troncos por estos caminos con caballerías era prácticamente inviable, y la solución más rápida y lógica, aunque también la más arriesgada, era por lo tanto a través del río. Los almadieros, montados sobre ellas, las conducían río abajo desde los valles de Roncal, Salazar y Aézcoa a través de los ríos Aragón y Ebro hasta Zaragoza e incluso Tortosa.

Los primeros documentos de la navegación de las almadías por Navarra se remontan al siglo XIV, con el apogeo durante el último cuarto del siglo XVIII, de forma que entre 1764 y 1774 salieron del valle de Roncal más de 50.000 troncos.

El tráfico almadiero se fue perdiendo paulatinamente en el Pirineo navarro a lo largo de la primera mitad del siglo XX, y el valle de Roncal fue el último enclave en perder este oficio ya que la construcción de las carreteras y la aparición de los primeros camiones como medio de transporte favorecieron su extinción.

La construcción del pantano de Yesa en 1952 en el cauce del río Aragón supuso el punto final y definitivo del tráfico almadiero. EFE

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