El partido nacionalista vasco sabe jugar bien sus cartas.
Por si el gobierno de Sánchez cae después de las elecciones del 28A, está cobrando el apoyo al Gobierno con un paquete de transferencias que, luego, nadie podrá quitárselas.
Y Pedro Sánchez tan pancho, como si la desmenbración de un Estado de Derecho fuera algo liviano, algo sin importancia, algo con el que se puede jugar «a los cromos», este para mí y este para ti.
Un Gobierno como el de Sánchez, que no le importa pactar con los herederos de ETA, qué le va a importar negociar el fin de España si con eso mantiene el poder, el sillón, que, a fin de cuentas, es el objetivo final.