Las terapias por adicción al móvil crecen un 300% al año. EFE/Alberto Estevez
La psicóloga Sònia Cervantes (Barcelona, 1974) considera que «estamos más desconectadas que nunca, a pesar de que llevamos en el bolsillo una auténtica ventana al mundo en forma de móvil», según ha afirmado en una entrevista con Efe
Cervantes plantea esta reflexión en su libro «Intensamente, recetas psicológicas sencillas para superar el día a día», presentado recientemente en Logroño, y en el que subraya que «estamos completamente conectados a las redes sociales: Instagram, Facebook o Twiter, pero muy desconectados de la realidad».
Para ella, el verdadero peligro de internet y de las redes sociales está en «vivir solo de manera virtual, en estar pendientes de los ‘likes’ y los ‘retuits’ de continuo o en estar siempre perfectos para el mejor de los ‘selfies'».
«Cuanto menos te aceptes como eres, más aceptación ajena necesitarás y es ahí cuando caerás en la trampa de utilizar las redes sociales para recibir la aprobación y aceptación a diario de tus seguidores (de los que, seguramente conoces a un tercio, si no menos, en la vida real)», ha precisado la psicóloga.
En estas plataformas «solo publicamos o hacemos ver al mundo ¡qué bien estamos! y, en pocas ocasiones, las utilizamos para indicar lo contrario y explicar que haremos todo lo posible por estar mejor».
Ha explicado que desde 1995, el uso de internet se ha multiplicado por cien y en 2015 ya cubría una tercera parte de la población mundial.
Ello significa, ha precisado, que «hace dos días que entró en nuestras vidas y para muchos sería inconcebible a día de hoy una vida sin conexión».
También ha dicho que «la llegada de internet nos ha facilitado muchas cosas y nos permite comunicarnos de una forma que no habría sido posible antes de su existencia», pero ha incidido en que es importante su uso inteligente.
En el fondo, ha proseguido, «somos un hombre de neandertal con el smartphone en la mano porque no nos diferenciamos mucho de nuestros ancestros».
Ha argumentado esta afirmación en que «estos instrumentos han aparecido en nuestras vidas», pero ha incidido en que «no nos han dado un manual de instrucciones» sobre su uso correcto.
Cervantes ha matizado que esta tecnología no debe desaparecer, pero sí ha reivindicado la necesidad de «empezar a educarnos o reeducarnos en un buen uso de la misma y utilizarla de forma inteligente y saludable».
Además de la impronta de las redes sociales en la conducta humana, Cervantes también reflexiona en su libro sobre «la epidemia que se está viendo en los últimos años de mensajes y mantras de un optimismo desbordante que afectan al estado emocional».
Cervantes, con más de 15 años de experiencia en psicóloga clínica, también ha precisado que ve a «muchos pacientes con un sentimiento de culpabilidad, una sensación de no encajar en este mundo donde hay que poner buena cara al mal tiempo y donde expresar las emociones ‘negativas'».
Entiende que hay momentos en los que es preciso «dar un puñetazo en la mesa, aceptar que somos humanos, que todas las emociones cuentan y que hay que vivir el realismo positivo más que la búsqueda de la felicidad». EFE
