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Llega el carnaval rural con las fuerzas de la naturaleza como protagonistas

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Varias localidades de Navarra dan este fin de semana el pistoletazo de salida a la celebración de los carnavales en su forma más ancestral, la de la fiesta rural que aún se conserva e incluso se ha potenciado en las últimas décadas y que tiene a las fuerzas de la naturaleza y del campo como protagonistas.

Tras el avance que en el segundo fin de semana de enero supuso la celebración de los carnavales en Huici y Eraso, son ahora los de Leiza, Sunbilla, Ituren y Zubieta los que retoman esta expresión festiva y a la vez conjuradora en un cambio de estación que reclama fertilidad para las futuras cosechas.

Es la interpretación que muchos estudiosos han dado a los orígenes de algunos de los ritos carnavalescos, junto a la de la confrontación de las fuerzas del mal y del bien que se ejemplifica mejor en actos como la quema de Miel Otxin en Lanz y el ajusticiamiento del Judas en varias localidades riberas, aunque en este caso la tradición entronca con la Semana Santa católica y los personajes del Nuevo Testamento a la que va ligada.

Son las citas que tienen lugar más adelante, en torno al Miércoles de Ceniza, día que marca la entrada en la restrictiva Cuaresma, por lo que los carnavales exprimen los días previos.

Así estas primeras citas del carnaval rural son las que están menos unidas con la religión y sirven para ahogar las penas del invierno con algarabía, magia y color en torno a ritos y danzas, en algunos casos ancestrales, que invaden las calles.

Este fin de semana será el turno de Leiza con los atsaurek, cuadrillas ataviadas con una túnica, la cara tapada y portando un sombrero de cucurucho elaborado con alambre y cintas de papel y adornado con plumas.

El patrón se repite en numerosos otras citas de carnaval, en muchas de las cuales estas rondas por las calles tienen como finalidad la cuestación de dinero o alimentos para la celebración.

Las carrozas temáticas serán este fin de semana otro elemento común del carnaval rural de Leitza y, pero también más adelante en los de Tafalla, Santesteban o Villafranca.

Conocidos igualmente son los momotxorros ensangrentados, con la caras cubiertas con crines de caballo, cencerros a su espalda y cornamentas de Alsasua, una fiesta declarada de Interés Turístico, mientas que son Bien de Interés Cultural el bandido Miel Otxin de Lanz, capturado y quemado, y los Joaldunak de Ituren y Zubieta, vestidos con pellizas de oveja, gorros cónicos de colores y grandes cencerros que no cesan de sonar.

Ya en febrero también se podrá disfrutar del carnaval en localidades como Aoiz, con las mascaritas luciendo llamativos sombreros y un velo que cubre su rostro y los cascabobos que, con antifaz y campanillas atadas al cuerpo, pegan con un calcetín relleno de trapos a quien se cruce en su camino y juntos celebran la purificación de al calle «maldita», cerrada desde que hace mas de 70 años se cometiera un crimen en ella.

En Bera hombres y mueres intercambiarán papeles para hacer ellas de pastores y ellos de niñeras, en Lesaca los protagonistas serán los zaku-zaharrak embutidos en sacos rellenos de paja y con las caras tapadas con pañuelos y en Unanua estará los mamuxarros, que vestidos de blanco con faja roja en la cintura, una careta metálica y un gran pañuelo de colores por la cabeza amenaza y pegan con largas varas a quien no va disfrazado

Se trata de distintas formas de vivir unas fiestas que comparten tradición y que ofrecen a los visitan la oportunidad de conocer arraigadas costumbres. EFE

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