En un brete acaba de meter el presidente de la sala segunda del Tribunal Supremo, señor Marchena, al Gobierno, al solicitar que los encausados por los delitos del llamado «proces», vuelvan a las cárceles de Madrid, para poder asistir al juicio que se celebrará contra ellos.
Y es que el Gobierno vive solo para satisfacer a sus socios, los nacionalistas. Y es que si los encarcelados son alejados de sus hogares y de sus cárceles de oro, la presión contra el Gobierno puede hacerse insoportable.
Pero no queda otra, y eso el gobierno lo sabe. El problema es que todo el juicio va a coincidir con la votación presupuestaria y ello, seguro, que condicionará aún más el apoyo nacionalista.
El Gobierno no está para muchos sustos. Cualquier problema puede hacerle caer y éste, el juicio, puede ser uno de ellos.
¿Aguantará el gobierno de Sánchez sin convocar las elecciones comprometidas en su moción de censura y no celebradas todavía?