Un siglo después del final de la Primera Guerra Mundial, Francia y Alemania sellaron la alianza que les une hoy día con un acto de gran carga simbólica en el mismo lugar en que las potencias aliadas y los alemanes acordaron acallar las armas.
Lo que en 1918 fue un encuentro entre vencedores y vencidos ha cambiado de naturaleza hasta el punto de convertirse en una de las sociedades más consolidadas del mundo actual.