En los momentos en los que estamos, cuando la Abogacía del Estado acaba de cambiar su criterio para el juicio contra los independentistas catalanes obligada por las presiones del gobierno de Sánchez, nadie puede decir que nuestro poder judicial es independiente.
Hoy está seriamente amenazado por las presiones de aquellos, que en su desfachatez, se creen por encima del bien y del mal. Así lo.manifestaba la vicepresidenta Calvo, por ejemplo, cuando.le recordaban que su presidente, hace pocos meses si hablaba de rebelión y ahora no. Ni corta, ni perezosa, respondía que antes el presidente sólo era Pedro y ahorra es presidente, dando a entender que las llamadas «tragaderas» tienen que ser muchas, muchísimas, para poder mantenerse en el poder.
La Fiscalía, no obstante, «de quitarse el.sombrero», manteniendo los cargos y las penas pese a las presiones recibidas, aunque, quien sabe, con el tiempo podría haber indulto y, con ello, la perversión de todo un Estado.
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