Hélène Davo es uno de los nombres clave de la lucha contra ETA en Francia. EFE
Como jueza de enlace, presidenta de la sala antiterrorista y hoy en el Ministerio de Justicia, Hélène Davo es uno de los nombres clave de la lucha contra ETA en Francia y, en vísperas de la histórica entrega de material etarra a España, afirma que lo que ambos países han hecho juntos «nadie más lo ha hecho»
«Francia no ha tenido una colaboración así con ningún otro país. Y voy más allá: juntos creamos los instrumentos que hoy se utilizan en la Europa judicial. Hicimos los primeros equipos conjuntos, las entregas temporales… antes de que los instrumentos negociados por la UE existiesen», dice en una entrevista con Efe.
«Número dos» del Ministerio de Justicia, Davo gestiona desde el Gobierno los últimos rescoldos de la disuelta ETA y pilota el acercamiento de presos al País Vasco que ha emprendido Francia.
El lunes Davo será condecorada en Madrid -junto a otras autoridades- en un acto en el que acompañará al primer ministro francés, Édouard Philippe, y en el que Francia entregará a España los conocidos como «sellos de ETA», además de un millar de documentos y armas incautados a la banda.
«Surgió de forma muy sencilla. Gracias a (la histórica jueza antiterrorista) Laurence Le Vert, me enteré de todos los precintos que teníamos en las bodegas del Tribunal de París y que iban a ser destruidos, porque eran cosas que la justicia francesa ya no necesitaba», explica Davo.
Eso les llevó a pensar que, «aunque era algo inédito», había que buscar un acuerdo político para que España recuperase ese material, que no sólo puede contribuir a resolver algunos asesinatos sin dilucidar, sino que tiene una gran carga simbólica.
«Están las bicicletas que utilizaba ETA, con las sillitas de niño bajo las que ponían los explosivos, muchos manuscritos, grabaciones como la de un etarra que había grabado la historia de la organización… y todo eso se iba a destruir», dice.
Davo destaca la «doble vertiente», simbólica y operativa, que tiene la entrega del material, pero pide que no se generen «expectativas desmesuradas» en las asociaciones de víctimas, porque aún es imposible saber si la documentación permitirá avanzar en la investigación de atentados de la banda.
La ceremonia del lunes «cristaliza el final de terrorismo, sirve de homenaje a las víctimas y lanza el mensaje de que Francia ha ido de la mano con España hasta el final», cree.
En la pared del despacho de Davo cuelga un reloj dorado cuyas agujas están detenidas en las 03.30, momento en el que el revolucionario Danton le arrojase un objeto en el siglo XVIII cuando era ministro de Justicia, en uno de sus frecuentes ataques de cólera.
Durante muchos años el tiempo también parecía haberse parado en la lucha contra ETA en Francia, considerado entonces un santuario para la organización.
¿Podría haber llegado antes la derrota de ETA si la cooperación de las últimas décadas hubiese sido igual desde el comienzo? «Es posible. Hemos estado creando un camino, equivocándonos, tropezando, con éxitos y fracasos. Hay que asumir sus luces y sus sombras. Pero resulta muy fácil reescribir la historia, sería ingenuo hacerlo».
Aunque admite que es una «pequeña parte» de sus nuevas tareas ejecutivas, la jueza se ocupa personalmente del acercamiento de presos etarras.
«Cuando llegué al Gobierno (en junio de 2017) había unos 90 presos de ETA en Francia, ahora hay 48. La particularidad es que tenemos a muchos ‘históricos’: Carrera Sarobe, ‘Txeroki’, María Soledad Iparraguirre y Mikel Antza, David Plá… Y después tenemos a gente de segunda fila que están acabando sus penas», explica.
De los reclusos que siguen en prisiones de Francia, Davo explica que ya se ha acercado a las cárceles de Mont de Marsan y de Lannemezan, en el sur de Francia, «más o menos a la mitad, algo más de una veintena».
Sin embargo, por el momento Francia no se plantea más traslados, sobre todo en el caso de los dirigentes y de aquellos con un historial más sangriento.
«Hemos llegado a un punto de equilibrio que por el momento no vamos a mover. En Mont de Marsan hay actualmente una concentración de etarras nunca vista, pero todo va bien. Si no trasladamos a más es por solidaridad con España y con las víctimas», relata.
Para la magistrada, lo más importante es «poder mirar a todo el mundo a los ojos y decirles la verdad», y eso es lo que buscó al convocar en París a las asociaciones de víctimas para explicarles que se iba a dar este paso, del que el Gobierno español había sido informado y que contaba con la aprobación del Elíseo.
En la hora del final definitivo de la violencia etarra -«siempre tiene que haber precauciones, puede haber un rebrote, pero no parece probable»- Davo rinde homenaje a una persona: Laurence Le Vert, que también será condecorada el lunes por el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.
«Le Vert es una mujer que ha volcado toda su vida en esta lucha. Ha sido la única francesa objeto de una tentativa de atentado. Siempre fue muy valiente, muy discreta, siempre le interesó el fondo y trabajó con mucho rigor», elogia.
Ahora la colaboración judicial entre Francia y España se ha extendido a la lucha contra el yihadismo, pero Davo reconoce que ese ámbito es «más difícil», ya que no es un asunto «sólo bilateral, sino que están también Marruecos y Bélgica, lo que lo hace más complejo».
Y la experiencia española le sirve a Francia como ejemplo, dice, en proyectos como la futura creación de una Fiscalía Antiterrorista, inspirada en la Audiencia Nacional, o en la posible celebración de los juicios por los atentados del 13-N de 2015 fuera del Palacio de Justicia, como hizo España con el macroproceso de Atocha en la Casa de Campo de Madrid. EFE
Enrique Rubio
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