Rajoy ya no es presidente. El séptimo presidente de la democracia acaba de tomar posesión. Por vez primera a través de una moción de censura. Una moción ganada gracias al apoyo de una larga lista de partidos minoritarios, fundamentalmente independentistas y antisistema.
¿Y, ahora, qué?
Si alguien tenía claro que con un nuevo presidente los males que atenazan a este país iban a resolverse, está muy equivocado. Hay que recordar que llega un nuevo presidente con apoyos muy justos e insuficientes. 84 diputados son muy pocos para llevar a cabo políticas de gobierno.
El independentismo y la extrema izquierda se han aliado al estilo de frentes populares de tiempos pasados para destruir al país al que pertenecen. Tienen a un “testaferro”, el nuevo presidente, que, si bien ahora está exultante, pronto bajará a la triste realidad.
A un país que necesita reformas importantes, como es el que nos ocupa, no se le puede someter al capricho de unos y de otros. Rajoy no quiso darse cuenta de lo que sucedía o quiso darse cuenta y no hizo nada. ¿Será capaz Sánchez de hacerlo?
Insistimos desde estas líneas, una vez más, debería haber decidido el pueblo español con unas elecciones. Algo a lo que aún estamos a tiempo.