Con motivo del homenaje a Gregorio Ordoñez, concejal del PP asesinado por ETA, vuelve a hablarse del llamado “relato” de la historia de dicha organización terrorista.
Un “relato” en el que los partidos nacionalistas quieren esconder las crueldades de los terroristas; quieren equiparar a víctimas y verdugos y quieren pasar página, como si las décadas en las que hubo cientos de asesinatos, no hubieran existido.
Este revisionismo de la historia no sólo se produce en el entorno del nacionalismo vasco, sino que existe también en la sociedad española. Por lo visto el que ETA, desde hace algunos añosa no mate es motivo suficiente para transformar a los malos en buenos y viceversa.
El Gobierno español parece dar una de cal y otra de arena en este asunto. Parece estar con las víctimas, pero, al mismo tiempo, negocia con el nacionalismo vasco para que le apoye en sus presupuestos. Un nacionalismo que, por otra parte, no da nada gratis y que sólo pide y pide. Y el Gobierno de Rajoy se lo concede.
El relato del terrorismo etarra es muy sencillo. Asesinos durante muchos, demasiados años, que tienen que cumplir con sus penas, que tienen que pedir perdón y reconocer su derrota. Además, deben esclarecer muchos asesinatos todavía.
No vale equiparar a las víctimas con sus verdugos, no vale equiparar a todos a un mismo nivel. Ese es el relato que debe contarse. El Gobierno tiene mucha responsabilidad en ello. Que se cuente una historia tergiversada es su responsabilidad. Tiene muchos medios para ello. Basta con querer aplicarlos, cosa que hoy no parece que sea así.