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Harding insta a regular ante el uso electoral de datos privados e injerencias

La explotación de datos personales con fines electorales puede ser más grave que la injerencia rusa en las presidenciales de Estados Unidos, según el exdirector de Noticias de la BBC James Harding, que aboga por la regulación en esta materia.

En entrevista con Efe tras asistir al Foro @ConversacionesCon, organizado por la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra en Madrid, Harding subrayó que esta es la época «que está viviendo la privatización de los datos personales».

Tras dejar hace un mes la corporación televisiva británica, el también exdirector de The Times opta por explorar el periodismo desde un proyecto personal del que elude dar detalles, aunque encaja con humor los amagos para sonsacarle.

En lo que sí se explaya es en la defensa de la libertad de prensa.

Y ese el único conflicto que figura en su declaración de intereses personales para la División de Noticias de la BBC, su pertenencia al Consejo Asesor de Reporteros Sin Fronteras, no retribuida, al igual que en The Clore Foundation, dedicada a la educación.

Al rememorar la etapa al frente del coloso informativo distingue dos aspectos como son la seguridad de los periodistas en zonas de conflicto y las presiones a la libertad de prensa.

Aquí menciona países como Rusia, Turquía, Myanmar (Birmania) o Hungría, además de los que «presionan desde hace años como Cuba o Venezuela».

Los problemas en las coberturas bélicas se complican hoy y recuerda que «hace quince años nos hubiéramos sentado a hablar de la guerra de Irak o Afganistán y sólo nos hubiéramos concentrado en la seguridad de nuestros equipos».

«Ahora intentamos cubrir los Rohinya, Yemen, Boko Haram, ISIS, Siria. Los problemas de Ucrania. Guerras de las drogas en Colombia y México», enumera para dimensionar los «riesgos y costes de hacer verdaderamente buen periodismo, teniendo alguna seguridad».

También defiende la importancia del periodismo frente al poder y, pese a los reproches que se hacen a la prensa, sostiene que «ciertamente decimos la verdad, y se la decimos al poder».

Aquí subraya la importancia «en los últimos cinco años del periodismo de investigación».

«Tanto si tratas de comprender el carácter de los cambios en Rusia hacia Europa o el abuso de poder de los hombres sobre las mujeres, el periodismo está cambiando la manera en la que vemos el mundo», señala.

En su opinión «sigue siendo la fuerza central al enfrentarse con la injusticia».

En su conferencia sorprendió al lamentar con humildad que los periodistas: «No decimos suficientemente que no lo sabemos».

Y aclaró que como reportero lo que le gusta es hacer preguntas.

La única clave que ofreció de su proyecto, al margen de confiar en la disposición «a pagar» por la información de las nuevas generaciones, es que «queda la cuestión de qué es lo que no vemos».

Y él mismo se planteó el reto: «Cómo hacemos al periodismo moderno más capaz de atender para ver y escuchar historias que quedan sin contar».

Formado como historiador en el Trinity College de Cambridge, regresa al pasado para buscar el paralelismo en «la relación de los barones de la prensa al inicio del siglo XX y los barones tecnológicos de comienzos del siglo XXI».

Él mismo responde y sostiene que «desde luego que si que hay algo muy similar: el tamaño de su influencia, pero también el recelo en el principio de libertad».

Y fue por ese temor del Gobierno de Londres a que los editores de periódicos dominarán la nueva tecnología por lo que fue fundada la BBC hace 96 años.

«A principios del siglo XX eran los guardianes de la libertad de de prensa, hoy son los guardianes del libre intercambio de información, de ideas, pero también hay que mirar los resultados», advierte.

Y aunque los considere «abrumadoramente positivos», alerta de que «cuando son negativos hay que pensar en cambios. Y si esas compañías hacen los cambios por sí mismas serán las que fijen las medidas y el modo de medir las consecuencias sociales».

«Espero que atiendan», dice al tiempo que invita a reflexionar sobre la propiedad de los macrodatos y pregunta: «¿Quién es el dueño de los datos personales cuando hablamos de campañas políticas?».

En un escenario mundial de «guerra de información» como la definió Dmitri Pestov, el secretario de Prensa de Vladimir Putin, el corresponsal forjado en China previene que «no es sólo entre estados y ciudadanos».

«Lo es también entre comunidades que se ven en una guerra de información», puntualiza al tiempo que reclama «espacios públicos para un debate civilizado». EFE /Alfonso Bauluz

James Harding: “Todos los medios están centrados en la imparcialidad pero lo realmente importante es ser independiente”

 

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