El nacionalismo vasco, consciente de su poder parlamentario en el Congreso de los Diputados, quiere conseguir por la puerta de atrás, para que nadie se dé cuenta, beneficios penitenciarios para los de siempre, para los presos de ETA.
Su propuesta para derogar la prisión permanente revisable es otra “manita” para aquellos presos con delitos de sangre, o sea los terroristas y para enmascararlo, ya de paso, para narcotraficantes, pederastas o violadores, que ven como la posibilidad de pasar unos cuantos años en la cárcel, puede pasar a mejor día. Y casos, por desgracia, los hay en España en este momento.
No obstante, parece que la rectificación electoralista de Ciudadanos pudiera dejar en “saco roto” la intención del nacionalismo vasco. Rectificación que llega de la recogida previa de miles de firmas que piden que la prisión permanente revisable continúe y que ha hecho que Ciudadanos recule y, ahora diga claramente que no a la propuesta presentada e incluso la endurezca.
El clamor popular, surgido de nuevo tras la resolución del caso de Diana de Quer, por ejemplo, debería provocar que este tema quedará zanjado de una vez. Por que no hay nada más horrible que saber que un asesino puede volver a estar libre a los pocos años de realizar su crimen, que un asesino puede volver a matar, a pisar el escenario de su asesinato y, lo que es peor, que un asesino puede volver a encontrarse con los familiares de sus víctimas como si nada hubiera pasado.
Esta situación ya se ha vivido con los criminales de ETA y no debería volver a ocurrir.