El jueves, un día atípico para la celebración de elecciones, se decide el futuro inmediato de Cataluña y, por ende, el de España. Si los mal llamados partidos constitucionalistas no obtienen el triunfo, se auguran tiempos difíciles.
Una de las razones de una previsible derrota del constitucionalismo en Cataluña, pudiera ser el malo, malísimo resultado que, a tenor de las encuestas publicadas, va a tener el Partido Popular. Un partido popular que ve cómo una parte de sus votantes se están decantando hacía el voto útil. Un voto útil que muchos catalanes consideran que debe ir, a día de hoy, al partido del señor Rivera, Ciudadanos, al consideran con posibilidades de triunfo.
De ahí el desembarco catalán llevado a cabo por el presidente del Gobierno Rajoy que intentaba hasta el día de hoy convencer a los indecisos de que votaran a su partido, el PP.
En suma, unas elecciones que pueden empezar a cavar la tumba del señor Rajoy si a la mínima ocasión, los resultados catalanes se extrapolaran al resto de España. Pero eso sí, antes se habrá defenestrado al señor Albiol y se le habrá sustituido por la actual ministra de Sanidad, señora Dolores Montserrat, confirmando que la solución fácil es sustituir a quien no ha cumplido las expectativas, sin pararse a analizar los errores cometidos. Y pese a que haya cambiado el discurso político a gusto y a la orden del «aparato» liderado por Rajoy y Soraya Saez de Santamaría.
