Si hace unos días la proclamación de la república catalana duraba unos minutos, ayer la resolución que anunciaba, otra vez, la república catalana provocaba el cese del gobierno catalán, la disolución de su parlamento y la convocatoria de elecciones para el día 21 de diciembre.
Todo ello, como resultado del tan nombrado artículo 155 de la Constitución que, ayer, era aprobado en la cámara de representación territorial de España, el Senado.
Y, ahora ¿Qué?
La gran mayoría de los habitantes de este país se lo preguntan, independentistas o no, ¿qué va a ocurrir hoy?, ¿qué va a ocurrir mañana?, ¿se podía haber evitado?
Los independentistas se preguntan también, ¿para esto tanto esfuerzo?
El día de ayer pasará a los anales de la historia de este país como un pequeño día de la infamia, donde se quiso romper la unidad de España y, para ello, se utilizaron todo tipo de artimañas.
La situación no está clara. Queda mucho por hacer. La sociedad catalana está rota. Quedan meses, incluso años para hacer desaparecer ese sentimiento de rechazo hacía España; sino se consigue, lo sucedido ayer no habrá servido para nada.
El 21 de diciembre podría volver a situar el escenario como estaba hasta ayer. ¿y entonces? El tiempo lo dirá
Un 155 aplicado a medias, por un Rajoy condicionado por un Sánchez que sigue los dictados de un PSC que tiene alergia a lo español, y un Rivera que quiere elecciones ya, para hacer presidenta a Arrimadas. Ya veremos el resultado de las elecciones, pero en el fondo sigue todo igual, y era ese fondo el que había que cambiar con el 155 , era una oportunidad única.