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Extraen las primeras botellas de un vino envejecido bajo el mar

Extraen las primeras botellas de un vino envejecido bajo el mar

La bahía de Rosas, en plena Costa Brava, se ha convertido en laboratorio de un experimento consistente en envejecer vino bajo el mar para obtener características diferentes al habitual y beneficiarse de unas condiciones especiales de luz, temperatura e, incluso, movimiento gracias al oleaje.

Un hotel, Cala Jóncols, y los pescadores de esta localidad gerundense se han aliado en esta iniciativa y, hoy, se han extraído las primeras botellas, que han permanecido entre nueve y dieciocho meses bajo el agua.

Treinta expertos entre enólogos, sumilleres y alumnos de la Escuela de Hostelería de Gerona participan en una cata que servirá de punto de partida de un estudio sobre vinos subacuáticos.

Una grúa a bordo de un barco ha levantado las tres jaulas que contenían las trescientas botellas sumergidas a unos diecisiete metros de profundidad.

En un primer análisis, uno de los expertos presentes en la extracción como es el profesor de la Escuela de Hostelería de Girona Josep Lluís Vilarasau ha explicado que «el mar deja muy plano, muy horizontal el vino con una larga crianza» y ha apuntado a una reducción del tiempo de envejecimiento.

«Con nueve meses, casi se obtienen mejores resultados que con dieciocho -las dos opciones que se han probado por el momento- e, incluso, habría que bajar porque, para blancos, el tiempo ideal parece de entre tres y cuatro meses y, para tintos, de entre siete y nueve», ha detallado.

Vilarasau considera en todo caso que no se puede comparar un vino submarino con uno de tierra por las diferentes condiciones que le afectan a uno y otro y está convencido de que, incluso, se podrá confeccionar para los sumilleres «una rueda del aroma y una del gusto específico» para los que envejecen bajo el agua.

Las botellas extraídas hoy se han guardado todo estos meses en jaulas depositadas bajo el mar en espacios que pertenecen a la cofradía de pescadores de Roses, que contemplan esta iniciativa como una posible futura vía de ingresos.

Ahora, el próximo paso es la confección de ese estudio, que analizará los vinos submarinos en función de las variedades de la uva y cómo se comporta según el color del vidrio de la botella.

Con este tipo de crianza, el producto final cuenta con lo que los expertos denominan una «boca amplia y fresca con un final ligeramente yodado muy diferente del que se obtiene en una bodega convencional».

La temperatura del mar hace además que el vino se conserve de forma más pausada, se alargue su vida y cuente con un equilibrio adecuado gracias a la oscuridad, aunque el estudio que se realizará ahora será el que confirme todas estas características. EFE

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