Pedro Mejías
Amenazas y mordazas. No es el título de una serie ni una novela. Es lo que les ha pasado a tres personas del mundo académico. Tres ideólogos. Pacíficos. Probablemente de las personas más pacíficas y dialogantes que conozco. Son Alicia Rubio, Francisco José Contreras y Teresa García Noblejas.
Ellos hablan con razonamientos. Con fundamento. Con base científica. Escuchan a todos, son intelectuales. Investigan. Proceden o ejercen en la universidad.
Pues en España, en el siglo XXI, en El Puerto de Santa María, no solo los han censurado, sino que los han intentado acallar… Y no contentos con eso, mandan a jóvenes exaltados a gritarles y violentarles.
¿Quienes? Los de siempre, la izquierda radical y los lobbies LGTBI.
En este caso ha sido Matilde Roselló, de Izquierda Unida, y concejala de igualdad del ayuntamiento portuense, junto al lobby LGTBI, la que no sólo ejerció una censura en toda regla, sino que ha organizado a sus bases podemitas para enfrentar violentamente a las familias y a los amigos de HazteOir que se concentraban el viernes junto a ellos, en la plaza del ayuntamiento portuense.
El pasado 25 de agosto se había convocado una mesa redonda en el Centro Cívico Augusto Telón Ferrón, en El Puerto de Santa María (Cádiz), en el marco de los llamados “Encuentros Familia Vida Libertad”, una iniciativa cultural ciudadana sobre los valores de la defensa de la vida, de la familia y los derechos humanos, donde HazteOir interviene, junto a otros.
El espacio para el debate ya había sido reservado y autorizado, pero posteriormente la teniente de alcalde Matilde Roselló, de Izquierda Unida, anunció la prohibición del acto acusando a sus organizadores de incitar al “odio” y atentar “contra la dignidad y la libertad de las personas”. Acusaciones falsas que tenían como fin impedir que se sometiera a debate una ley promovida por el partido al que pertenece la teniente de alcalde: la Ley Mordaza lgtbi.
Padecieron pues una actitud caciquil, propia de la dictadura chavista venezolana -a la que Podemos apoya-, y no de un país democrático.
Los convocantes, a la vista de lo cual, buscan local en El Puerto para realizar el Encuentro. El primero, ya apalabrado, es Eventos «El Cortijo». La empresa lo suspende enseguida por miedo a escraches en la puerta.
El segundo, Hotel «Monasterio San Miguel», también ya comprometido, a las pocas horas rehúsa por lealtad al ayuntamiento. Clientelismo puro y duro. Incalificable.
Por fin alquilan el salón del hotel «Bodega Real». Perfecto. El gerente da su palabra. Se muestra independiente y conoce perfectamente lo que puede pasar. Al día siguiente, el director suspende el acto alegando presiones y amenazas encubiertas. Les dicen a los que han alquilado que esa noche han recibido llamadas anónimas y correos amenazantes… ¡Tremendo! El hotel también es una víctima de esta dictadura de estilo nazi.
Amenazas de los que ejercen el poder -o sus «matones» anónimos- y miedos de las empresas privadas y libres ante los caciques portuenses, ante los del lobby… Intolerable para una sociedad sana y democrática, que quiere expresarse con libertad.
Ante esto, se decide hacer el acto en la plaza del ayuntamiento. Llegan decenas de seguidores de los ponentes. Allí les esperan ya colectivos lgtb (aunque algunos gays portuenses, en las redes sociales, dijeron que solo había radicales de extrema izquierda), y las juventudes estalinistas -a tenor de sus banderas- movilizadas por Podemos.
Ya os podéis imaginar: insultos, gritos, intentos de rodearles, provocaciones de todo tipo, gestos vejatorios. Si no es por la Policía tendríamos que lamentar más cosas.
No obstante, los ponentes hablaron con megafonía. Su palabra se hizo oír. Su tesón, su valentía, la de los tres, es ejemplo para la España de hoy, confundida en un marasmo de buenismo y claudicaciones.
Teresa García-Noblejas me dice al respecto:
He sentido en El Puerto una gran responsabilidad por ejercer, en ese momento, de portavoz del #HOBus, un vehículo que ha denunciado por toda España y varios países de América, incluido Estados Unidos, el adoctrinamiento de género en las aulas. Esta ideología, presente en las leyes de once comunidades autónomas españolas, invita a los niños a cuestionarse, desde la infancia, su identidad sexual, vulnerando el derecho fundamental de los niños a desarrollarse plenamente y acabando con la libertad de los padres a educar a sus hijos según sus valores. Un autobús que ha sufrido ataques y ha sido denostado por proclamar una verdad biológica y antropológica.
Y sentí también una gran admiración y un enorme orgullo por los gaditanos que nos acompañaron a pesar de la censura, las prohibiciones y la agresividad de un grupo de radicales que intentaba boicotearnos. Este pueblo merece su libertad y por ella hay que luchar.
Y el Doctor Contreras:
El viernes sentí admiración y cariño hacia vosotros, los que encarnáis la resistencia, inasequibles al desaliento. También la enésima confirmación de que nos enfrentamos a una barbarie ya ni siquiera disimulada. Y la convicción de que los bárbaros están legitimados por el sistema de referencias y valores actual. Para los medios y para el grueso de la sociedad, nosotros somos simplemente los «ultracatólicos homófobos», desautorizados por muchos que tendrían que apoyarnos.
La incombustible Alicia Rubio:
Gracias por los chicos simpáticos de la plaza, con sus banderas y todo… ;)) . En serio: yo creo que somos la disidencia, los rebeldes. Tenemos que perseverar y seguir dando nuestros mensaje… ¡Hay que seguir luchando! ¡Tenemos la razón!
No queda otra. La amenaza populista-comunista está ya aquí. Muchos les ríen las gracias o se ponen de perfil en las cuestiones fundamentales. Y mientras tanto, la Ideología de Género, la Dictadura de género, lo invade todo.
Por tanto, si queremos la libertad… Si queremos un Cádiz, una España sin mordazas ni amenazas, hay que despertar, hay que trabajar y dar la cara. En definitiva, hacerse oír.
Pedro Antonio Mejías Rodríguez, delegado de Derecho a Vivir Cádiz
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