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La nueva relación de PSOE y Podemos: tan cerca, tan lejos

El nuevo curso político que arranca mañana mismo con la Diputación Permanente del Congreso será la prueba de fuego para la recién estrenada colaboración entre el PSOE y Podemos con el objetivo de pactar iniciativas parlamentarias que hagan frente a las políticas del PP.

 A estas alturas, y pese al reciente acuerdo en Castilla-La Mancha para gobernar juntos, siguen existiendo importantes diferencias entre ambas fuerzas políticas, aunque intentan dejar atrás la desconfianza y ahora al menos Pedro Sánchez y Pablo Iglesias mantienen una comunicación más fluida.

Pero todavía da la impresión de que están tan cerca en algunos asuntos como lejos en otros y que incluso les distancia la forma de entender sus relaciones en esa ‘mesa de trabajo’ abierta en el Congreso y en la que quieren «gestionar» también sus desacuerdos.

De momento, el único fruto de esa colaboración parlamentaria ha sido a petición conjunta para que Mariano Rajoy comparezca en un pleno extraordinario del Congreso tras su declaración en el juicio del «caso Gürtel», que no será muy fácil sacar adelante en la reunión de la Diputación Permanente de la Cámara.

¿Qué les acerca y qué les aleja?

PACTO ANTIYIHADISTA

Los atentados terroristas de Barcelona y Cambrils (Tarragona) de la semana pasada han vuelto a poner en evidencia las diferencias de criterio entre PSOE y Unidos Podemos respecto al pacto antiyihadista.

El pacto fue firmado hace algo más de dos años por Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, y meses después se sumaron otras fuerzas, pero no lo hicieron Podemos ni IU -entonces aún no eran socios parlamentarios-, que discrepan sobre su utilidad.

Mientras que para los socialistas la lucha antiterrorista es un tema de Estado, en el que siempre hay que apoyar al Gobierno, Podemos considera que el pacto no debe centrarse sólo en los partidos y que debería extenderse a organizaciones sociales y de defensa de derechos humanos y de cooperación, para tener otra perspectiva del fenómeno.

Aún así, la reunión del pasado lunes del pacto sirvió para que la imagen de unidad y solidaridad con las víctimas fuera la que primara por encima de las diferencias ideológicas.

COMPETENCIA O COLABORACIÓN

«La relación política con el PSOE tiene una dimensión de colaboración y una dimensión de competencia», admitía recientemente en una entrevista en Efe su responsable de Economía, Nacho Álvarez.

Álvarez, que mantiene frecuentes contactos con el secretario de Economía y Empleo del PSOE, Manuel Escudero, señala: «Tenemos espacios políticos que no son iguales pero que en alguna medida se solapan en algunos aspectos y tenemos la necesidad de colaborar con el PSOE para que el cambio finalmente llegue, también en la política económica».

En su opinión, «esta relación debe atravesar una suerte de competencia virtuosa, de legítima competencia».

Repetía así palabras del secretario de Análisis Estratégico y Cambio Político, Íñigo Errejón, quien en la universidad de la formación morada en Cádiz apostaba por esa misma «competencia virtuosa» con los socialistas, en la que Podemos lleve la iniciativa en «ser más atrevidos con las propuestas».

Pablo Iglesias asegura que fue Pedro Sánchez el que señaló a Podemos como socio «preferente» en la primera y única reunión formal de esa mesa de colaboración en el Congreso, pero para los socialistas esto no significa presentar todas las propuestas de forma conjunta.

El objetivo del PSOE es dirigir su actividad parlamentaria a las políticas de mayor contenido social, y no garantiza que todo se vaya a pactar en esa mesa de colaboración con Unidos Podemos, pero sí que buscarán el mayor consenso posible.

«Cada partido tiene su autonomía para presentar aquellas iniciativas que considere oportunas y luego la obligación de cualquier partido que presenta una iniciativa (…) es trabajarse todos aquellos apoyos parlamentarios que sea necesario para conseguir las mayorías», subrayaba en Efe la portavoz del PSOE en el Congreso, Margarita Robles.

LA AGENDA SOCIAL

La agenda de medidas sociales para paliar la situación de vulnerabilidad de los sectores más afectados por la crisis es en principio el ámbito en el que Unidos Podemos y el PSOE pueden acercar más sus posiciones.

El grupo socialista quiere dar prioridad el próximo curso a las medidas sociales, entre ellas la iniciativa legislativa popular de prestación de ingresos mínimos que presentaron los sindicatos, avalada por 700.000 firmas, y que lleva paralizada desde febrero.

El Pacto de Toledo y las pensiones, las medidas del rescate de los jóvenes o el colapso de la Justicia son otros temas en los que podrían encontrar acuerdo, aunque está por ver si se concretará en iniciativas que firmen juntos.

Hay asuntos en los que a Podemos le gustaría ir más allá de lo que plantea el PSOE, aspira por ejemplo a desarrollar una «ley integral de vivienda» sin limitarse a incluir ayudas en el plan de rescate a los jóvenes, o a conseguir derogar las dos últimas reformas laborales.

CATALUÑA

La apuesta de Podemos para solucionar el debate soberanista en Cataluña pasa por un referéndum en el que los catalanes decidan el encaje que quieren tener dentro de España, pero que sea una consulta con garantías jurídicas y reconocimiento internacional.

No obstante, Pablo Iglesias, según insistió a Efe al concluir el curso político, cree que la consulta del 1 de octubre es una movilización política legítima, que no abre un problema sino una oportunidad para que después las fuerzas políticas se sienten a la misma mesa e impulsen un foro de diálogo para buscar una solución democrática y sensata.

De momento, Iglesias considera un avance que el PSOE reconozca la plurinacionalidad de España y que Sánchez hable de ‘nación de naciones’, y confía en que los socialistas terminen de dar el paso completo y asuman que existen en nuestro país soberanías compartidas.

Sin embargo, los socialistas todavía no han llegado tan lejos, defienden la soberanía única y no aceptan el referéndum de independencia.

La postura del PSOE ante el 1 de octubre, en palabras de Margarita Robles, es que no se debería hablar ni siquiera de referéndum porque esa consulta no pasa de ser un simple «recuento» que no respeta las normas del derecho nacional ni internacional.

Para afrontar el desafío de los independentistas, Pedro Sánchez prepara un próximo mes de septiembre «a pie de calle» en Cataluña contactos con colectivos sociales y políticos para dejar claro que el PSOE no se pone de perfil como el Gobierno.

REFERÉNDUM O REFORMA CONSTITUCIONAL

En la primera reunión que celebraron en julio los equipos del PSOE y Unidos Podemos, Sánchez presentó a los morados la declaración de Barcelona aprobada por su partido y mostró su disposición a que «se incorpore el que quiera» a la reforma constitucional que pretende poner en marcha en el Parlamento en septiembre.

No ha quedado definido si esa reforma se abordaría en una subcomisión o en otro espacio de diálogo, si bien Podemos no ve en una reforma de la Constitución la solución a la cuestión catalana e insiste en que el único camino es que la gente decida democráticamente.

Y en el caso de que haya un referéndum, Iglesias propone que la pregunta sea clara y con tres opciones: la del sí, la del no, y una tercera vía que plantee que Cataluña es una nación que puede tener un encaje con mayores niveles de autogobierno en un proyecto colectivo.

Esa última opción contemplaría, según el líder de Podemos, un nuevo acuerdo territorial, que sería «un acuerdo constitucional».

LA MOCIÓN DE CENSURA

La esperanza de Podemos es que el diálogo abierto con el PSOE no se quede en iniciativas parlamentarias que el PP pueda frenar con su capacidad de vetar propuestas que alteren los presupuestos y, de hecho, consideran que su entrada en el gobierno del socialista Emiliano García-Page en Castilla-La Mancha ha iniciado el «rumbo» hacia una moción de censura a Rajoy.

El PSOE, en cambio, discrepa y entiende que ese acuerdo regional no es extrapolable al resto del país.

Así las cosas, los morados no renuncian a su objetivo prioritario, poder acordar con el PSOE una moción de censura que sirva para sacar a Rajoy de La Moncloa, pero son conscientes de que los socialistas manejan .

No obstante, insisten en que están dispuestos en respetar las estrategias y los tiempos del PSOE que, de momento, parecen ser otros.

Los socialistas no descartan de forma definitiva una moción de censura pero saben que sus votos y los de Unidos Podemos no son suficientes, y eso es lo que recuerdan ante las prisas de Iglesias Y sus intentos de convencerles de que cuenten también con los independentistas de ERC para ayudarles a echar a Rajoy.

Una opción que no parece a priori que vaya calar en el PSOE, pero que será una de las posibilidades que Podemos seguirá instando a explorar a partir del próximo mes de septiembre. EFE

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