Declaraciones como las realizadas por un antiguo dirigente de Herri Batasuna, como el abogado Patxi Zabaleta, muestran el odio visceral que siguen teniendo en sus venas personas que han apoyado la lucha armada de ETA.
Decir que el gobierno de España, hace 20 años, no cuidó a personas como las de Miguel Ángel Blanco, y que por ello fueron asesinadas, muestra la ruindad de este tipo de personas, si es que se les puede llamar así. Quizás, este señor, no recuerda que personas como él, con su apoyo político e incluso logístico, ayudaron a mantener a una organización de asesinos y delincuentes que asesinaron a personas como Miguel Ángel Blanco y que con declaraciones como estas ayudan a mantener a la organización terrorista ETA.
Seguramente si Pachi Zabaleta hace 20 años hubiera dicho a ETA fehacientemente que soltara a Miguel Ángel, hoy se podría estar hablando de otras cosas.
Tampoco debería extrañar este tipo de declaraciones. Uno de los sucesores de Pachi Zabaleta, Arnaldo Otegui, acaba de declarar que si hoy ETA no mata, es porque no le interesa y que su inactividad asesina es meramente coyuntural. Ambos, Pachi Zabaleta y Arnaldo Otegui, son mismas caras de una misma moneda. Una moneda sucia, gastada, pero que, sin embargo, sigue teniendo valor.
El Estado de Derecho no ha sabido terminar con esta lacra. Los pretendidos medios democráticos se han demostrado y se demuestran insuficientes. Una acción policial eficaz y unas penas de cárcel justas, hubieran bastado para terminar con estos delincuentes. Pero eso es ya otra historia.