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La Catedral de Burgos busca la solución definitiva al deterioro de sus relieves

La Catedral de Burgos va a afrontar uno de los procesos de restauración más complicados a los que se ha sometido, que permitirá recuperar los relieves de Felipe de Vigarny afectados por el «mal de la piedra», que decoran la girola desde el siglo XV, y actuar en la raíz del problema: la humedad.

El proyecto, que se acometerá no antes de 2018 gracias a un convenio que ultiman para el mes próximo el Cabildo Metropolitano y la Junta de Castilla y León, supondrá una inversión de 1,4 millones de euros y busca también evitar que la humedad siga alcanzando los relieves.

El trasaltar cuenta con tres obras de Felipe Vigarny, realizadas entre los siglos XV y XVI, y otras dos de Pedro Alonso de los Ríos, construidas doscientos años más tarde.

Ortega ha recordado que son los relieves de Vigarny los que están verdaderamente deteriorados, con desprendimientos constantes de la piedra que han hecho perder buena parte de la representación.

En concreto, los más afectados son Crucifixión y Descendimiento y Resurrección, que tendrán que desmontarse para ser restaurados en el taller que se habilitará en los exteriores de la Catedral.

Mientras, Cristo camino del Calvario es el que mejor se conserva de los realizados por Vigarny, a pesar de que fue el primero que se construyó, ha recordado Víctor Ochotorena, fabriquero de la Seo.

Ortega ha insistido en que, si bien se habla del mal de la piedra para explicar el grave deterioro del trasaltar, realmente no existe tal cosa y todo se reduce a dos patologías.

Por un lado, la presencia de humedad y sales en la piedra caliza y, por otro, intervenciones humanas inadecuadas, pues los relieves han presentado problemas desde sus orígenes.

Para la obra de Vigarny se usó piedra caliza de Briviesca, fácil de trabajar pero también muy porosa, por lo que se ha visto afectada por la humedad persistente del subsuelo de la Catedral.

Por el contrario, en los relieves de Alonso de los Ríos se optó por la piedra caliza de Hontoria de la Cantera, mucho menos porosa y, por tanto, ha sufrido en menor medida los efectos de la humedad.

La Catedral está levantada sobre la ladera del Castillo, así que el subsuelo es muy húmedo y, dada la porosidad de la piedra, humedad y sales han ido impregnándola, ha comentado Ortega.

Cuando las sales cristalizan en superficie, la piedra estalla tal si fueran lascas, lo que se une a tratamientos de impermeabilización que han impedido la transpiración, provocando nuevas roturas.

De ahí el grave deterioro de la Crucifixión y el Descendimiento y la Resurrección, que no presentan los relieves de Alonso de los Ríos ni tampoco el primero de los realizados por Vigarny.

Ochotorena ha explicado que, aunque Cristo camino del Calvario es también de piedra caliza de Briviesca, una intervención posterior ha ayudado a minimizar los efectos de la humedad.

Cuando estaban construyendo los otros relieves se dieron cuenta de que el primero tenía problemas de estabilidad, de desplazamiento de los tres planos tallados que lo componen.

Por ese motivo colocaron detrás vigas y un muro de contención que han servido para frenar, en parte, la humedad.

El proyecto que se acometerá ahora pretende no solo restaurar los relieves sino actuar en la raíz del problema.

Miguel Ángel Ortega ha reconocido que las intervenciones que se han realizado hasta el momento se han quedado en la superficie, y mientras no se resuelva la humedad el problema seguirá existiendo.

De ahí que se prevea realizar un corte de la piedra en la zona baja del traslatar y se creará una barrera, además de una cámara de aire, para evitar que la humedad siga alcanzando los relieves.

Al mismo tiempo, se desmontarán las dos obras más afectadas y, en el taller habilitado en los exteriores, se eliminarán las sales que las impregnan, a fin de evitar nuevos deterioros.

Sobre el resto de los relieves se actuará in situ, con trabajos de consolidación y restauración, que también afectarán a las obras que los marcan, realizadas por Simón de Colina.

Ortega ha explicado que aún está por definir la rehabilitación que se realizará en los relieves de Crucifixión y Descendimiento y Recurrección, a fin de recuperar el diseño perdido.

Lo más seguro es que no se actúe directamente sobre la piedra, sino que se coloque una especie de máscara que muestre el original, en base a las fotografías más antiguas de las que se disponga.

El proyecto tiene un plazo de dos años, aproximadamente, así que la girola estará recuperada para 2021, cuando la Catedral celebrará el octavo centenario de la colocación de su primera piedra. EFE

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