No hay duda de que el exceso de perfección aburre, que los villanos suelen resultar más atractivos que los que no se atreven a cruzar al lado oscuro, por eso el cómic da cancha a superhéroes poco ortodoxos, con sus «supercosillas», a quienes, de vez en cuando, se les va pinza y, vamos, la lían parda.
A ellos, está dedicado «Superhéroes fuera de control», una exposición que se puede ver en el Salón del Cómic de Barcelona y que reúne una selección de personajes con algún que otro transtorno de personalidad, adn trastocados, deseos enfermizos de venganza o patologías mentales varias, poco dispuestos a respetar las leyes básicas de la cortesía ni a quienes las promulgan.