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Victoria carlista en Somorrostro

  • Por José V. Ciordia, historiador

Tal día como hoy, un 25 de febrero de 1874, se enfrentaban en el marco de la tercera guerra carlista, las tropas carlistas contra el ejército liberal en la llamada primera batalla de Somorrostro.

La guerra se prolongaba desde hacía dos años. Los voluntarios carlistas habían pasado de formar pequeñas partidas que marchaban y contramarchaban evitando la confrontación  a constituir un ejército capaz de consolidar un embrión de estado carlista en las provincias Vascongadas y Navarra. Las victorias de Estella (agosto de 1873), Montejurra (noviembre de 1873) y la toma de Portugalete (enero de 1874) habían abierto la posibilidad de conquistar la villa de Bilbao y triunfar allí donde había fracasado Tomás de Zumalacárregui en la primera guerra carlista.

Ante la necesidad de socorrer a la ciudad cercada, el gobierno liberal desplazó un gran número de tropas y material utilizando las líneas de ferrocarril para concentrarse en las poblaciones cántabras de Santander, Laredo y Castro Urdiales.

Apercibidos los mandos carlistas de este despliegue, trasladaron a marchas forzadas sus tropas con el objetivo de detener este avance, al que únicamente se oponía los batallones  mandados por el veterano general Castor María Andechaga Toral. El general Torcuato Mendiry Corera, que se encontraba en tierra de Estella tras el fracaso de su expedición para tomar Santander, recibió orden de movilizar inmediatamente los siete batallones bajo su mando, llegando a la zona de Somorrostro en el amanecer del 16 de febrero. Allí se encontró con una desagradable sorpresa, los liberales ocupaban todas las posiciones y puntos valiosos que se encontraban entre Castro Urdiales y Somorrostro. Ese mismo día llegaron tres batallones castellanos mandados por Gerardo Martínez de Velasco, y al día siguiente apareció Antonio Lizarraga Esquiroz, con el 1o de Aragón y Nicolás Ollo Vidaurreta con cuatro batallones navarros y una batería de montaña. Era la primera vez que el ejército carlista reunía tantas tropas de distintas provincias; que sumaban entre 12.000 y 15.000 hombres repartidos en 18 batallones; y en un golpe de efecto para la moral de sus soldados, el propio Carlos VII se acercó a Somorrostro el 18 de febrero.

El general  liberal al mando del llamado Ejército del Norte, Domingo Moriones, llegó a Somorrostro el 19 de febrero pasando varios días posicionando sus tropas y baterías. Domingo Moriones y Murillo, marques de Oroquieta; había nacido en Leache (Navarra) en 1823, siendo un militar de carrera y probada valía, de mal recuerdo para los carlistas ya que su título nobiliario hacía referencia a la derrota sufrida en el intento de alzamiento de la primavera de 1872.

Fue el comandante de los batallones de Navarra, Nicolás Ollo Vidaurreta, general muy crítico con la decisión de tomar Bilbao y comprometer todas las fuerzas del Norte en ese empeño, el que asumió interinamente el mando de carlista. El 20 de febrero ordenó comenzar las hostilidades contra Bilbao y el día 21, en cumplimiento de su mandato, se inició el bombardeo de la villa. Ollo no sólo pretendía intimidar a la población de Bilbao, también intentaba forzar el ataque del expectante Moriones.

La caída de bombas sobre Bilbao tuvo el efecto deseado: desde Madrid clamaban al general Moriones a dar una rápida y definitiva respuesta militar a las pretensiones del carlismo. Presionado por la premura que dictaban los acontecimientos históricos del momento, con una situación política inestable derivada de la abdicación de Amadeo de Saboya, una recién instaurada primera república, rumores de nueva monarquía, insurrecciones coloniales, problemas cantonales, sumido todo el país en una profunda crisis, el general Moriones, aún reconociendo que su situación en cuanto a número de efectivos no era idónea, planificó el ataque, que comenzaría el día 25.  El ejército liberal perdió entre 800 y 2000 hombres, y los carlistas entre 500 y 600.

Moriones comunicaba a Madrid su fracaso. Las repercusiones de la derrota de un «poderoso» ejército moderno frente a las despectivamente denominadas tropas de «sacristanes» no se hizo esperar y la guerra atrajo el interés de la prensa nacional y europea, llegando a Somorrostro numerosos corresponsales a cubrir las noticias del sitio de Bilbao y el frente de Somorrostro. Ante al «Marques de Oroquieta», se alzó la figura de «Conde de Somorrostro», título aristocrático con el que Carlos VII premió la pericia del general Ollo.

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2 Comentarios

  1. Mikelatz

    Como autor del blog «Hechos, Anécdotas y Relatos de Las Guerras Carlistas», me resulta tremendamente curioso encontrarme con una copia fragmentada de una articulo mío, publicado en la revista Trueba y actualmente disponible en formato digital bajo el título «25 Marzo 1874: Un día de lucha en las Batallas de Somorrostro», firmada por otra persona y sin hacer mención de las fuentes.

    José V. Ciordia NO es el autor de estos párrafos, aunque le agradezco que los haya encontrado de notable interés como para reproducirlos en este medio digital.

    Un cordial saludo,

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    1. José valencia

      Agradezco la lectura del citado artículo y le felicito por el artículo de su blog. Efectivamente, usted sabe de lo que habla y por eso utilizo la información que proporciona en este mundo tan poco conocido sobre las accionea carlistas en las llamadas guerras carlistas o guerras civiles de la España del siglo XIX. No tengo pudor ninguno en decirlo, agradezco la información proprcionada en su artículo tan rigurosamente escrito.
      Un saludo afectuoso

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