De lógica hubiera podido calificarse el intento del líder de la oposición Pedro Sánchez de ir a una investidura tras el fracaso de la del candidato y presidente en funciones, Mariano Rajoy. Lo que parece una tomadura de pelo a todos los españoles es que se anuncie una ronda de contactos con los partidos políticos, pero se deje claro, que no es para postularse como candidato a una nueva investidura. Obviamente, nadie va a tomar en serio dicha ronda de contactos, puesto que será una nueva pérdida de tiempo, como todas aquellas a las que nos tienen acostumbrados los políticos españoles. Mucho anuncio “a bombo y platillo” de la consecución de pactos entre unos y otros, y total para nada, ni con unos ni con otros.
Más parece que los prometidos “aires nuevos” para la política, sean un “baile de máscaras” en el que nadie sabe con quien habla y de qué se habla, y por ello, sea todo un juego en el que en lugar de una realidad hecha y derecha, la verdad se confunda con la mentira. Una realidad a la que llevan esperando los españoles ya casi cerca de un año.
Ejemplos los tenemos a diario, sirva como tal, la vergonzosa propuesta del gobierno español de que ocupe el exministo del gobierno, José Manuel Soria, la dirección del Banco Mundial, paradigma de presunta corrupción, y que, sin sonrojo ninguno, es apoyado por los miembros del actual gobierno de este país presidido por Rajoy.
En suma, una situación, la española, caótica y sin asomo de una solución correcta, más allá de que algunos consigan su anhelado gobierno, da igual como. Aquí ya no cuenta si soy el más votado o soy el menos, el caso es estar ahí para tener opciones. Verdaderamente, somos el “hazme reír” de Europa desde hace mucho tiempo. Una Europa a la que, por cierto, poco le importa quien gobierne, porque sabe que, sea quien sea, tendrá que aceptar, tarde o temprano, las medidas dictadas por ella.
