La banda está acusada de receptación de bienes, amenazas, defraudación de fluido eléctrico y tenencia ilícita de armas
La Guardia Civil de Navarra ha dado por desarticulada con la detención de 20 personas una organización asentada en Tudela y la Ribera dedicada al tráfico de drogas, receptación de bienes, defraudación de fluido eléctrico, amenazas y tenencia ilícita de armas.
Una vez instruidas las diligencias, los detenidos fueron puestos a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 3 de Tudela, que decretó el ingreso en prisión y sin fianza de los cabecillas de la banda.
En el marco de esta operación, denominada «HAMMAN», los funcionarios han llevado a cabo también 9 registros domiciliarios en Pamplona, Tudela, Corella, Arguedas y Orcoien en los que se han incautado 1.700 gramos de speed, 2.100 de marihuana, 550 de hachís, 25 de cocaína, 5 de cristal y diversos elementos utilizados para adulterar y distribuir la droga.
Según la información facilitada hoy por la Comandancia, también se han intervenido 5.300 euros, 2 vehículos de alta gama, una carabina de aire comprimido, 3 ordenadores portátiles, 20 teléfonos móviles, y diversos objetos procedentes de robos.
Fue precisamente el aumento de robos en las localidades navarras de Cintruénigo, Corella y Castejón, así como en Alfaro (La Rioja), lo que desencadenó las investigaciones que permitieron determinar la existencia de un grupo criminal organizado que adquiría objetos procedentes de robos a cambio de sustancias estupefacientes.
Los agentes constataron también que se trataba de una organización jerarquizada, cuyo cabecilla era un extranjero de 41 años que suministraba estupefacientes, principalmente speed, marihuana y hachís, al resto de la organización a cambio de que le entregaran el material sustraído en los robos, desde joyas a ropa, pasando por material informático o menaje.
La Guardia Civil supo además que la banda no dudaban en pedir, bajo amenazas de muerte, el pago de las deudas contraídas con ellos por la venta de drogas.
En su operativa, los cabecillas adoptaban diferentes medidas de seguridad, entre ellas el empleo de vehículos lanzadera para las entregas de mayor relevancia, y contravigilancias para evitar seguimientos policiales. EFE