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ARTÍCULO: La wiki-ciudad LGTB etc…

Hay alcaldes -y alcaldesas (seamos correctos al hablar)- de nuevo cuño, que quieren construir sus ciudades desde cero. Cual entrada de wikipedia en continua modificación. Una construcción ‘en común’, ‘vecinal’, ‘participativa’, ‘alternativa’, ‘solidarizable’, ‘transparencial’ e ‘inclusiva’. Todo eso. Que no falte ni un ‘neo-concepto’. Pero que no tienen en cuenta la historia de sus ciudades, las raíces, las creencias de sus pueblos y de los ciudadanos.

Son alcaldes -y alcaldesas- socialpodemitas, que se han alzado con el poder mediante alianzas frentepopulistas, en muchas ciudades españolas. También en Andalucía: Sevilla, Cádiz (el famoso ‘profe’ Kichi) o San Fernando (Patricia Cavada), son buenos ejemplos de estos neowikialcaldes (y alcaldesas).

Qué decir de la exposición gay-indecente de Sevilla. O los excesos de Kichi, con su continua provocación social y enfrentamiento ciudadano.

Pero hoy me quiero fijar en el sutil trabajo de ingeniería social de Cavada: LA WIKI-CIUDAD LGTBetc…

La primera edil socialista de San Fernando, Patricia Cavada, ya tiene en estos días otra pieza para su puzzle de la WIQUI-CIUDAD, como ella misma la llamaba en su campaña electoral. La famosa bandera esta vez. “La bandera”. No la española, no. En el mismo sitio (anda que no hay plazas en La Isla…) donde se ha izado y arriado solemnemente tantas veces la enseña nacional… Frente a la Iglesia Mayor, como un reto soberbio… Cavada ha sustituido nuestra bandera por “la bandera” LGTB… y no se cuántas letras más… (Añadamos las iniciales de todas las preferencias sexuales que se antojen).

Y lo ha hecho con buena intención, así lo creo: ella piensa que así lucha contra la discriminación. Pero para ello tiene que ‘deconstruir’ creencias y cambiar mentalidades. Nada menos. Para luego construir, wikipediar a los ciudadanos, a sus propios vecinos.
Y hace unos días izó la bandera en un acto institucional del ayuntamiento isleño: durante una fiesta con música y suelta de globos. Todo eso costeado por las arcas públicas. Que es lo mismo que decir por tu bolsillo y el mío. Los globos, por supuesto, de los colores del arcoiris, que son los mismos que los de la bandera.

También han asistido a la fiesta institucional de la bandera, representantes de la mayoría de los partidos políticos de San Fernando, menos 3R y Vox.

Tengo profundo respeto ante todo por las personas, y también por sus ideas, sean éstas del tipo que sean. También las que son (o se creen) homosexuales. Lo pueden corroborar amigos que lo son o lo han sido. Todos tenemos la dignidad intrínseca al ser humano. Todos. La libertad es sagrada. Nos respetamos en nuestras ideas y modos de vida. Eso creo que lo facilita mi transparencia en las mismas. No soy de los que digo una cosa y pienso otra, precisamente. Por lo tanto, no serviría para político profesional…

Creo además que a los homosexuales se les debe defensa de sus legítimos derechos, que son los de cualquier otro colectivo, y perdón y resarcimiento en los casos de vejaciones y discriminación. Que los ha habido, y muchos. Por parte de ateos y de creyentes, de izquierdas y de derechas. Y eso, los políticos (y políticas) cultos (y cultas) lo saben de sobra.
Pero una cosa es igualdad y otra favoritismo (organizando expresamente el ayuntamiento el evento). Una cosa son las justas retribuciones sociales, y otra manipular al personal, (haciendo ver como buena una ideología concreta). Una cosa es discriminación positiva y otra es arrinconamiento negativo de los que no piensan como ellos (cuántas negativas y censuras a los colectivos pro-vida y pro-familia…). Una cosa es ser homosexual, y otra es ser homosexualista (y esto lo explico un poco):

Homosexual es quien siente atracción física por personas de su mismo sexo. Homosexualista es aquel que hace bandera política de una preferencia sexual, y se suma a procesos de reingeniería social que tienden, entre otras cosas, a alterar la naturaleza del matrimonio y de la familia. (Paco Segarra, Actuall, 4-07-2016).

Pues bien, cabe esperar de los poderes públicos respeto y ayuda a los homosexuales si son discriminados. Pero no homosexualismo impuesto, pues el Estado no está para “educar”, adoctrinar, ni nada por el estilo. Para eso, en todo caso, está la familia. Los padres, ellos son los depositarios del derecho y el deber de educar a su prole según sus propia ideología, religión, creencia, etc.

Cada uno es muy libre de hacer lo que quiera con su vida y con su cuerpo. Pero no de imponer, y mucho menos con recursos públicos de todos, una determinada ideología. Ideología que es exclusiva, por cierto, excluyente y minoritaria. Y que altera lo que es el matrimonio y la familia natural. Se forman así verdaderos lobbys homosexualistas que influyen en leyes, educación, costumbres, etc. para dominar a la sociedad, al pueblo.
Muchos lo decíamos hace tiempo. Algunos incluso lo llevaron al Tribunal Constitucional español: las parejas del mismo sexo no son matrimonio, y no pueden adoptar niños. El resto de derechos, todos. Como uniones civiles que son, y tienen que recibir protección. Ahora el Tribunal de Estrasburgo nos da la razón: la Convención Europea de los Derechos Humanos no incluye un supuesto derecho de las parejas de personas del mismo sexo, tanto en el marco del derecho a la vida privada y familiar (art. 8) como al derecho a casarse y tener una familia (art. 12). Así lo recuerda en un caso reciente.

En fin, creo que lo del otro día de “La Bandera” ha sido un engaño.
Engaño a los colectivos lgtb, puesto que la alcaldesa monopoliza y se sirve de un acto para aparecer como que ella lo ha hecho todo. Sin resolverles ningún problema de fondo.
Engaño a los políticos, que les incluye quieran o no y les somete a una trampa. Y engaño a sus vecinos, pues quiere “adoctrinarlos” en un falso respeto y visibilización gay.

El verdadero respeto que nos debemos todos no tiene nada que ver ni con banderitas ni siquiera con minutos de silencio. En Orlando, por cierto, la libertad es la víctima, no la comunidad gay.

¿Hará algo Cavada y los alcaldes socialpodemitas para ayudar a las familias necesitadas, a las familias numerosas, a las madres en riesgo de exclusión, a las que no quieren abortar, a los colectivos provida que las ayudan…? ¿Harán minutos de silencio por la masacre de cristianos en Oriente Medio? ¿Pedirán, siquiera, que en el Hospital de La Isla se pueda parir, que haya una Maternidad, en igualdad de condiciones con cualquier ciudad andaluza?

Además, nos cuenta su concejala ‘de inclusión’, Ana Lorenzo -investigada su empresa por el asunto de los cursos de formación-, que piensan celebrar repetitivamente días gays durante casi todos los meses del año (qué pesadez, ¿no?). Y que los semáforos serán anti-homófobos… ¡Vaya tela! Un Plan de igualdad de género, que lo han bautizado así.

Pero lo más alarmante viene ahora: talleres de adoctrinamiento de género a partir de los 3 años, en los colegios. Como si la alcaldía tuviera la responsabilidad de educar a nuestros hijos. Como si hubiera una plaga de agresiones ‘homófobas’ en nuestro perímetro urbano… Como si estuviéramos para tirar cohetes (y globitos) en planes y talleres que ya de por sí deben estar incluidos en cualquier currículo educativo o programación transversal. El respeto, vuelvo a decir, es lo primero. Lo básico. ¿Es que no se trabaja en los colegios? ¿O es más bien que hay empresas detrás y algunas personas que cobran de ello, del presupuesto? Alguna de las cuales aparecen en los videos enlazados y las conozco personalmente.

Se que este tema es delicado, y podemos seguir reflexionando juntos sobre él. Se trata de sentimientos personales y de ideologías enquistadas. Más enquistadas, pienso, la de los socialpodemitas que la de los partidarios de la familia natural y abierta a la vida, acostumbrados a adaptarse a las novedades positivas.

Pero se trata de la libertad. También, y sobre todo, de la de los ciudadanos y las familias -muchas- que no queremos ser invadidos por ideologías impuestas. Una libertad que no es de wikipedia, sino de fundamentos profundos, de historia enraizada, no de inventos y wiki-encuestas…

Queremos que nuestras plazas, colegios, fiestas, manifestaciones, no sean lugares de división e impostura. Queremos que sean puntos de encuentro y de convergencia.

Pedro Mejías, delegado Hazte Oír-Derecho a Vivir de Cádiz

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