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OPINIÓN: No se puede servir a dos señores

OPINIÓN: No se puede servir a dos señores

El Sermón de la Montaña es uno de los pasajes más conocidos del Evangelio según San Mateo, en el cual ocupa los capítulos 5 a 7. Del Sermón de la Montaña proceden la lista de las bienaventuranzas, la oración del padrenuestro y muchas frases que han terminado formando parte del lenguaje común, aunque la gente las use sin saber muchas veces su origen. ¿Quién no ha dicho alguna vez «No juzgues y no serás juzgado»? ¿Quién no ha utilizado alguna vez las expresiones “Poner la otra mejilla”, o “Que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu mano derecha”, o “Cada día tiene su afán”, o “Ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio” o “Por sus frutos los conoceréis”?

Todas esas frases tienen su origen en el Sermón de la Montaña. Como también tiene su origen en ese sermón otra frase que muchos de ustedes habrán usado en más de una ocasión: «No se puede servir a dos señores». En su sermón, Jesús se refería específicamente a Dios y al dinero – o te dedicas a servir a Dios o te dedicas a acumular riquezas -, pero la frase es aplicable a cualquiera que tenga su corazón dividido entre dos diferentes pasiones o entre dos misiones distintas.

Ayer hemos tenido la ocasión de ver un buen ejemplo, cuando la CUP, ese partido separatista y antisistema que viene condicionando desde hace meses la política catalana, se sumergía en una nueva crisis, con la dimisión de 6 de los 15 miembros de su secretariado político.

La CUP es una extraña amalgama de fuerzas en la que confluyen dos almas claramente distintas: de un lado, los separatistas encuadrados en Endavant, Poble Lliure y otras corrientes y organizaciones, cuyo objetivo principal es la independencia de los supuestos Países Catalanes; de otro lado, los anticapitalistas de En Lucha, de Corriente Roja o de Lucha Internacionalista, que son corrientes y partidos cuya principal prioridad es la consecución de un estado socialista.

Aunque todos los militantes de la CUP compartan, más o menos, ambos objetivos – independencia y socialismo -, el problema es qué objetivo anteponer cuando hay que tomar alguna decisión importante. El primer enfrentamiento grave se produjo con ocasión de la fallida investidura de Artur Mas, cuando la mitad de la CUP estaba dispuesta a renunciar a su alma socialista y apoyar al partido del 3%, a cambio de salvar la hoja de ruta de la independencia. Como recordarán ustedes, aquel pulso estuvo a punto de hacer estallar el partido por los aires y se resolvió con un salomónico pucherazo (el famoso empate a 1515 votos) que aplazó la decisión definitiva sobre cuál de las dos almas de la CUP debía prevalecer.

A partir de ahí, las hostilidades entre los dos sectores no han cesado, ni tampoco las maniobras internas. Y era solo cuestión de tiempo que el partido se viera enfrentado a alguna nueva decisión que le obligara a elegir entre sus dos almas y que se hiciera imposible la cohabitación.

Y la ocasión para el desencuentro ha venido de la mano de los presupuestos presentados por Juntos por el Sí, que han terminado siendo rechazados con el voto en contra de la CUP, obligando a Puigdemont convocar una cuestión de confianza para después del verano. Es esa falta de apoyo a Juntos por el Sí lo que ha motivado que los dirigentes del sector separatista presenten su dimisión en bloque del Secretariado de la CUP.

Tenía que suceder. Nadie puede servir a dos señores. O tu objetivo es la independencia, y estás dispuesto a alcanzarla aunque eso signifique ir de la mano de corruptos acostumbrados al capitalismo de amiguetes; o tu objetivo es el socialismo, en cuyo caso querrás construir un estado anticapitalista, aunque sea de la mano de españolistas furibundos, siempre que sean tan anticapitalistas como tú.

El sector anticapitalista de CUP ha vencido. Habrá que ver qué consecuencias tiene eso para el futuro de la CUP.

Pero no se crean que esa esquizofrenia es patrimonio de CUP, exclusivamente. Toda la izquierda española está aquejada de la misma dualidad: el PSOE se desangra lentamente mientras intenta mantener a la vez su carácter socialdemócrata y su apoyo a las tesis confederalistas; y Podemos, por su parte, ha decidido priorizar la defensa del derecho a decidir, sobre otros planteamientos de carácter social. Antes o después, Podemos y sus confluencias se verán forzados a elegir entre sus dos almas, igual que ha tenido que hacer la CUP. Y una de esas almas ganará, porque las contradicciones se cabalgan solo hasta que dejan de poder cabalgarse.

Igual que la CUP, Podemos tendrá que tomar su decisión: ¿qué soy antes, izquierdista o nacionalista? Porque no se puede servir a dos señores.

Luis del Pino, Director de Sin Complejos en esRadio, autor de Los enigmas del 11-M y 11-M Golpe de régimen, entre otros. Analista de Libertad Digital

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