En el último festival de la canción celebrado en Europa, a la ‘ikurriña’ se le prohibió su exhibición para evitar que la política se mezclara con la música, al considerar que era un símbolo independentista. Hecho al que el Gobierno respondió con inmediatez en defensa de esta bandera. Ahora, sin embargo, en la final de la copa del Rey de fútbol, no se va a permitir, dicen, la exhibición de banderas estrelladas catalanas, para evitar, dicen también, que se mezcle la política con el deporte.
No obstante, hubiera que recordar, que en la pasada final de esta Copa, el problema vino con la enorme pitada que sufrió el himno de España, dando con ello un penoso espectáculo. Si nada cambia, todo parece indicar que volverá a repetirse tamaño despropósito.
Es de esperar que la afición sevillista, a la que no se conocen afanes independentistas, pueda bloquear con su absoluto silencio y gran aplauso, la afrenta recibida.
No vale poner cara de circunstancias si el hecho se produce. Las autoridades tienen en sus manos poner los medios para evitarlo, no vale prohibir a última hora tal o cual símbolo, si las fuertes sanciones económicas y la exclusión del equipo implicado de la competición copera.
Respecto de algunas autoridades, no sorprende que hagan «la rabieta» de no acudir, es más, ¿Para qué?
