El llamado Festival de Eurovisión ayer, a punto estuvo de encumbrar a una cantante coreana, asómbrense, que representaba a un país muy europeo, llamado Australia. Ayer también se pudo comprobar como Europa se ha convertido en un continente casi monolingüe, donde el inglés «campa a sus anchas» – y aquí en Navarra, el gobierno pretende cargárselo-.
Años atrás, cada país que iba al famosísimo festival, cantaba en la lengua de su país y hacia lo que se llama un ejercicio de patriotismo.
Ver a la representante española, Barei, nombre artístico de Bárbara Reizabal, cantar en inglés acompañada de países como Israel, como Turquía y como Australia -ahora se entiende lo de la Commonwealth- hizo pensar a más de uno si estaba viendo el festival de la canción mundial inglesa, que no el famoso de Eurovisión, donde antaño, Salomé, Massiel y demás artistas triunfaron cantando en español.
En suma un festival convertido en puro negocio, donde prima más el dinero de patrocinio que lo que era antaño la esencia de este festival y donde prima la política a la canción. Ucrania ganó para oponerse a la gran favorita Rusia y con una canción cuya letra criticaba el hecho ruso frente al resto. Pura política.
Sobre España poco que decir, los intereses del festival alejan un triunfo de España, aunque «cante» en inglés.