El mundo de la política ha sido y es usado por mucha gente para su crecimiento personal presente y futuro. Cuantos diputados han intentado estar un mínimo de 8 años en el Congreso para tener derecho a la máxima pensión de jubilación; cuantos han querido y quieren estar en listas electorales para «vivir de la política».
Que se regule el régimen que disfrutan los políticos, una vez terminada su actividad no parece mala idea. Las llamadas » puertas giratorias», por las que un político cuando deja la política, pasa a engrosar las listas de directivos de multinacionales que, en su día, negociaron con ellos, es una situación que se debería evitar. Los llamados «retiros dorados» deben desaparecer.
Otra cosa también a tener en cuenta son las cesantías. Estás se establecen como si fuera «el paro de los políticos». Cobran el salario inherente a su pasado cargo durante un tiempo. Otro aspecto que se debería regular.
En estos momentos de incertidumbre política y de infinidad de casos de corrupción, quizás, no sea el mejor momento para su regulación y tampoco para una sola comunidad como ahora se pretende hacer en Navarra. Pero lo que si está claro es que los ciudadanos necesitan ver que los políticos cumplen con sus obligaciones para con sus votantes y que no utilizan sus cargos para su beneficio político.