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OPINIÓN: De Soria, a Aznar, a Rato, llegamos a Rajoy

Nueva semana de escándalos de corrupción y corruptelas, que de todo hay, casi siempre en el seno del PP.

Aunque conviene diferenciar, al menos en la praxis política, lo que es corrupción, o sea la realización de algún acto que pueda ser tipificado como delito y por lo tanto denunciado ante la justicia, juzgado y condenado, de lo que aún no siendo supone un acto de corruptela, de que alguien a través de su actividad política, o de su posición en ella consiga prebendas y beneficios.

Causa un cierto sonrojo, una especie de vergüenza ajena escuchar a los políticos de cualquier signo eludiendo responsabilidades, cuando lo que han hecho ellos o alguien de los suyos no supone esa posibilidad de delito. Por ejemplo: ¿conseguir créditos en momentos en  que el grifo está cerrado para los ciudadanos de a pié además a bajo interés es delito? No parece, pero lo que sí supone es un acto intolerable que nadie que tenga un mínimo de ética debería consentir.

Con este ejemplo se pretende dejar claro que en la actividad política “la mujer del César no sólo debe ser honrada sino además debe aparentarlo”, o sea que no sólo la corrupción ensucia y prostituye la política, también las corruptelas, las prácticas engañosas, o como define la RAE “las malas costumbres y abusos”.

Lamentablemente vivimos un momento deplorable en nuestra historia donde un día sí y otro también aparecen casos de corrupción y corruptelas. Los últimos nuevamente sacuden al PP a través de su ya ex ministro Soria, el ex Presidente Aznar, al Alcalde de Granada José Torres, e incluso cómo no a Rato. Salpican al PP y su gobierno, aunque el Presidente en funciones haga como que no va la cosa con él, en una táctica deleznable y cobarde pero que parece le funciona, al menos electoralmente.

Pero no sólo inunda la política, ahora en un escalón más afecta también a una organización que nada más y nada menos lleva como nombre “Manos limpias”. Todo un esperpento y una paradoja observar entre indignados y perplejos la detención de su líder Miguel Bernard y del director de Ausbanc, Luis Pineda. Curiosa figura que en el pasado ha estado relacionado con movimientos de extrema derecha. Ahora las manos limpias se ensucian de fango cuando piden cantidades elevadas por acabar con lo que parecía ser una campaña de limpieza del país y ha resultado ser solamente un negocio lucrativo. Paren el mundo que me bajo decía Mafalda.

Todo ello ante el silencio de una sociedad que o bien pasa de todo absolutamente desbordada por esta situación, o acaba siendo cómplice de la misma a través de este silencio.

Una sociedad hipócrita que en las encuestas refleja que estas prácticas suponen el segundo problema en el ranking de sus preocupaciones tras el paro, pero que luego contradiciendo esta afirmación sigue votando a los partidos manchados por las mismas. Así pasó en Catalunya con Convergencia y su caso Pujol, Andalucía con el PSOE y sus ERE, en las pasadas elecciones del 20-D con el PP y probablemente, al menos así lo indican todas las encuestas, le volverá a pasar con las próximas del 26-J.

¿Cómo es posible sin esa complicidad vergonzosa que el PP haya sacado más de 7 millones de votos y se prevea que puede alcanzar en Junio los ocho?

Pero no sólo esta derecha corrupta hasta las cachas se beneficia de esa complicidad de la sociedad española, también de la parálisis igual de cómplice de una izquierda que pudiendo haberla echado a patadas del poder ha sido capaz de no ponerse de acuerdo.

Una izquierda que ajena a ello, y también al sufrimiento de su base social se ha dedicado más a echarse las culpas uno al otro con el vano intento de plantear “yo no he sido, que ha sido el otro” para que el electorado no le castigue.

Cuando se escucha a Pedro Sánchez y Pablo Iglesias despotricar de la corrupción que enfanga al PP criticándolo duramente, a uno le entran ganas si estuviera presente en dichas ruedas de prensa de alzar su voz y espetarles con rotundidad: ¿pero de qué os quejáis estúpidos, si al final sois cómplices de que sigan entendiendo este país como si fuera su cortijo? ¿De qué os podéis quejar si les vais a permitir cuatro años más en el gobierno por vuestra incompetencia e irresponsabilidad?

Por eso se debe vivir la visión de los telediarios con una cierta dosis de ironía incluso de cinismo, para evitar que la mala sangre acabe envenenándonos. La corrupción ha existido, existe y existirá porque nadie parece decidido a erradicarla.

No hay nada que hacer, esto ya no tiene remedio y sólo cabe tomárselo con filosofía con un vaso de buen vino tinto navarro, un pincho de txistorra y ponerse una peli de los Hermanos Marx que al menos tenían más ingenio.

Aunque eso sí, inasequibles al desaliento algunos sigamos clamando en el desierto, cual oveja negra que camina contra corriente entre un rebaño de blancas que se dirigen sin solución al despeñadero. Nadie hará caso, sólo te mirarán molestos por confrontarles con su propia mediocridad, con su pasividad dócil. Qué pena de país que debió ser de leones y se quedó en bueyes…………..

José Luis Úriz Iglesias, afiliado al PSC viviendo en Navarra

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