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Una exposición desvela los diez momentos estelares de Shakespeare

La primera representación de «Hamlet», la influencia mundial de «Sueño de una noche de verano» y el primer Otello negro de la historia son tres de los diez momentos estelares del legado de William Shakespeare (1564-1616) que celebran el 400 aniversario de su muerte.

La Biblioteca Británica acoge desde mañana y hasta el 6 de septiembre la muestra «Shakespeare in Ten Acts», que expone al público tesoros como el único guión escrito a mano que se conserva del dramaturgo o la calavera humana que formó parte de la representación de «Hamlet» en 1899.

El próximo 23 de abril se cumple el cuatricentenario del fallecimiento del también poeta inglés en su localidad natal de Stratford-upon-Avon (centro de Inglaterra), razón por la que todo el país se volcará en festejos y actos en su honor.

Con más de 200 piezas y tras cinco años de preparación, la exposición abre sus puertas en el corazón de Londres para adentrar a los visitantes en una experiencia dominada por una atmósfera íntima y misteriosa.

Una de los tres comisarios de la exposición, Tanya Kirk, explicó a Efe que el propósito de esta muestra es «ofrecerle a la gente una visión de las diferentes formas en las que Shakespeare ha sido interpretado y llevado al escenario», y como «los cambios sociales e históricos» han repercutido en las posteriores revisiones.

Tanto Kirk como la principal comisaria, Zoë Wilcox, advirtieron de que el público no puede marcharse de la Biblioteca Británica sin contemplar el manuscrito «The Booke of Sir Thomas Moore», el único documento en el mundo que contiene la letra original de Shakespeare y que data de principios de 1600.

Dos de la tres páginas que componen el documento presiden la exposición, caracterizadas por un color ceniza debido al paso del tiempo, que todavía deja ver algún tachón y borrón de tinta.

Al lado de esta pieza de incalculable valor se encuentra otra igual de preciada, un original de 1623 del First Folio, nombre por el que se conoce la primera publicación de la colección de 36 obras teatrales de Shakespeare.

La exposición arranca a inicios del siglo XVII, cuando la tragedia «Hamlet» tomó por primera vez el Globe Theatre para convertirse en una de las más exitosas en todo el mundo y que cuenta con una reciente adaptación protagonizada por el británico Beneditch Cumberbatch en el West End londinense.

La Biblioteca Británica muestra al público una de las dos copias que quedan en el mundo de la primera edición impresa de esta obra (1603) y la calavera humana que el dramaturgo francés le regaló a la actriz Sarah Bernhardt, y que después ella utilizó sobre el escenario en 1899 para meterse en la piel al príncipe Hamlet.

El público fiel de «Romeo y Julieta» echará de menos el poco protagonismo reservado a la historia de los amantes de Verona, que cede espacio a «Otelo», tragedia de la que vinieron de la mano dos cambios trascendentales en la historia del teatro británico y de las adaptaciones del dramaturgo de Stratford-upon-Avon.

Gracias a un prólogo de esta obra fechado en 1664, el público conocerá que cuatro años antes una mujer representó por primera vez un papel femenino en una obra de Shakespeare, en concreto de Desdemona, y que los datos recogidos hasta ahora apuntan a que respondía al nombre de Anne Marshall.

«Antes de esa fecha eran chicos adolescentes los que hacían de mujer y el hecho de que hasta 1660 las mujeres no tuvieran permitido subir al escenario explica porque no hay muchos papeles femeninos en las obras de Shakespeare», explicó Kirk.

Londres también exhibe las críticas mixtas que recibió de los diarios de la época el estadounidense Ira Aldridge, cuando en 1825 se convirtió en el primer actor negro que dio vida a Otelo.

La «caja de blanco» impoluto en la que se representó «Sueño de una noche de verano» en 1970, sin ningún tipo de vestuario sobrecargado o escenografía barroca, se recrea en la muestra para remarcar la trascendencia de esta obra y las diferentes reinterpretaciones por las que ha pasado.

Otras piezas clave del legado de Shakespeare son el vestido azul añil con detalles en plateado y rojo que llevó la actriz Vivien Leigh en la producción de «Macbeth» en 1955.

También destaca el pomposo atuendo negro cubierto de brillantes que el actor Mark Rylance, reciente ganador de un Óscar al mejor secundario por su papel en «Bridge of Spies» («El puente de los espías»), lució sobre el escenario del Globe Threatre en 2012 para encarnar a la Condesa Oliva de «Noche de Reyes». EFE

Rubén Serrano

 

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