La asombrosa, por ser casi caso único en España, dimisión del ministro Soria, vuelve a poner al presidente Rajoy en una situación muy peligrosa. Ya no puede escudarse en que «él no puede conocer a todo el mundo», puesto que es el presidente de gobierno de España, quien nombra personalmente a sus ministros.
Si dentro de su propio partido tiene ya a muchos de sus militantes- plataforma Floridablanca- en contra, que no va a tener ahora. Si a ello se añade la imposibilidad de poder sustituir al ya dimitido, se encuentra su gobierno, «cojo y malcarado», con las dificultades que ello pudiera servir para una acción de gobierno más débil todavía.
Mala situación, por tanto, que ve como el cerco hacia su persona y acción de gobierno, se va estrechando cada vez más y pudiera provocar una auténtica «catarsis» en el partido que preside, asediado cada día más por la corrupción, y pudiera provocar un cambio en las filas populares. «Pintan bastos” para el PP y Rajoy.