La Policía india puso fin a un ataque perpetrado hoy por hombres con uniforme militar y que se atrincheraron durante 10 horas en una comisaría del noroeste del país, en una acción que ha causado la muerte a diez personas, entre ellas tres civiles, cuatro policías y tres asaltantes.
De acuerdo con informaciones extraoficiales recogidas por la prensa india, el grupo de asaltantes tiroteó un autobús de pasajeros y después entró en un centro de Salud, donde también abrió fuego.
Posteriormente, los atacantes se dirigieron a la comisaría, donde se atrincheran durante unas 10 horas repeliendo los intentos de asalto de las fuerzas de seguridad.
Los asaltantes vestían uniformes militares, iban armados con fusiles de asalto AK-47 y granadas y llevaban aparatos de GPS, según indicó el director general de la Policía de Punjab, Sumedh Singh Saini, en declaraciones recogidas por los medios.
El Gobierno guarda silencio sobre las circunstancias de este incidente, aunque el ministro del Interior, Rajnath Singh, indicó en la red social Twitter que había dado instrucciones de incrementar la vigilancia en la frontera con Pakistán.
El Ministerio de Exteriores de Pakistán condenó en un comunicado el ataque cometido en el país vecino, con el que ha librado tres guerras y varios conflictos menores.
«Condenamos en los mayores términos el incidente terrorista en Gurdaspur, India, en el que se han perdido vidas preciosas. Nuestros pensamientos están con las familias de las víctimas», indica la nota.
En paralelo a este asalto, las fuerzas de seguridad locales también encontraron cinco bombas de fabricación casera instaladas en un tramo de vía de tren en este estado, aunque no llegaron a ser detonadas.
Las autoridades investigan si existe algún vínculo entre ambos incidentes.