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CARTA: Desvelando secretos, derrumbando el tabú

CARTA: Desvelando secretos, derrumbando el tabú

Pedro Mejías

Como decía en mi anterior artículo: hay secretos de los que nunca se habla en nuestro mundo. Hay historias que se arrastran toda una vida, la de las muchas mujeres que se han enfrentado al hecho que constituye el holocausto silencioso de nuestro tiempo: el aborto

Sin embargo, esos secretos han empezado a desvelarse, a contarse, a hablar de ellos, han comenzado a no ser un tabú.

Toda la vida (¡qué digo, toda la historia humana!) ha estado vetado el hablar de ellos. Ha sidouno de los grandes temas tabú para la humanidad, concretamente para las mujeres, las madres, y también sus parejas, los padres.

Nunca se ha querido hablar de las madres que abortan. Únicamente se habla del aborto como tema recurrente, como tópico secular. No se habla ni del tristemente llevado a efecto, por más que las mari-progres-feministas quieran airearlo, ni del que han tenido un final feliz con el nacimiento del hijo.

Se habla poco, poquísimo, nada, de ellas. Y resulta que esas mujeres que guardan esos secretos caminan a nuestro lado, sentadas en las terrazas, en la mesa de al lado. O trabajan en el despacho contiguo. O está en la cola del supermecado, o detrás de la caja registradora… Algunas incluso todavía van al instituto, salen a divertirse por la noche, o hacen fila en la oficina de empleo.

Muchas de ellas no quieren hablar por no pensar. Viven con la tragedia a cuestas. Les golpea día y noche. Y hasta recuerdan qué edad tendría su pequeño… Lo buscan en la oscuridad de la noche, imaginan su rostro, quieren abrazarlo… y no está.

Las feministas que las azuzan y que de forma soez gritan cosas como “mi coño es mío”, junto a la gran mayoría de políticos actuales de todos los colores, dicen que las mujeres tienen derecho a eliminar a su hijo. Algunos incluso nos menosprecian a los provida tachándonos de intransigentes y de que las mujeres pueden elegir libremente y son maduras para ello.

Yo en cambio, ni he visto a ninguna que elija “libremente”, pues van presionadas, ni a ninguna -y conozco a unas cuantas- que no se haya arrepentido de haberlo hecho, o que vivan arrastrando ese secreto inconfesable durante toda su vida…

Pues como digo, esos secretos han empezado a desvelarse, ha comenzado derribarse ese tabú.

Y lo ha hecho un hombre sencillo, del que ahora puedo presumir de su amistad: Juanjo Montes, que ha escrito el libro SECRETOS, y que tuvimos la inmensa suerte de escuchar unos días por aquí, pues acudió sin pensarlo a la llamada que le hicimos para la primera TERTULIA HO en San Fernando y al día siguiente en Cádiz.

Juanjo es una persona buena –se le ve al lejos-, de esos a los que dejarías las llaves de tu coche o de tu sin pensarlo. Por eso quizás se ha hecho merecedor de ser depositario de la confianza de estas madres, pues está dotado de bondad y humildad natural, así como de espíritu servicial.

Pero también es un buenísimo profesional, que ha escrito con rigor de buen periodista un libro apasionante. Y un padre de familia atento a sus ancianos padres, a su bella esposa Rosana, y a sus tres encantadoras (y no es un tópico) hijas pequeñas.

Juan José, además de todo esto, es un hombre aún joven, que lucha y trabaja por la causa provida con celo patente. No dudó en venir hasta San Fernando, dejando a su madre enferma, haciendo kilómetros, con una sencillez impresionante.

Cuando hay una persona dispuesta para el servicio y las grandes obras, se ve al instante. Y Juanjo es de esos.

Por eso, Juanjo es un Mosquetero provida. No es solo un  provida, cualidad que no serviría de gran cosa, sino un defensor activo de la vida, que ya es otra cosa bien distinta, con este libro -que espero que sea el primero de muchos- y con otras acciones de vida que se que lleva a cabo.

Juanjo: has desvelado secretos, has derrumbado el tabú, has sido depositario de lo más sagrado, el misterio de la vida que llevan dentro tantas madres que han hablado contigo.

Has contribuido a aniquilar el genocidio silencioso de nuestro tiempo, poniéndolo de manifiesto, sacándolo a la luz, que es como se curan estas cosas.

Y lo has hecho sin alardes buenistas y sin posturitas beatorras. Lo has hecho con verdad, dialogando en vanguardia con el mundo más complicado, el de la madre en riesgo. En una actitud moderna y atrevida. Y nos lo has presentado en un bar, casi en la calle, a la puerta de donde acuden los jóvenes y no tan jóvenes…

Un ofrecimiento y una petición: aquí, en la familia HO-DAV de Cádiz, tienes a tus amigos. Y que sigas entrevistando, escribiendo.

Un día, quizás no muy lejano, no habrá nada ya que ocultar. La pesadilla del aborto habrá concluido. Y tú, Juan José Montes, lo mismo que M. Carmen Quijano y tantos otros que conozco, habrás contribuido muy seriamente a ello.

Pedro Mejías, delegado Hazte Oír-Derecho a Vivir de Cádiz

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