Un tribunal de la ciudad egipcia de Port Said ha condenado este domingo a muerte a once personas por su implicación en unos violentos disturbios ocurridos en febrero de 2012, durante un partido de fútbol, en los que murieron 74 personas y 254 resultaron heridas.
Según fuentes judiciales, las sentencias han sido remitidas al muftí de la República para que emita una opinión no vinculante al respecto.
Los fallos han sido dictados por el presidente del Tribunal Penal de Port Said, Mohamed al Said Mohamed, que, además, ha determinado para el próximo 30 de mayo la fecha para la pronunciación de las sentencias definitivas.
Colaboración de los Hermanos Musulmanes
A pesar del reguero de muertos, el partido llegó a celebrarse. Poco después, el régimensuspendió la liga que se reanudó el pasado 30 de marzo a puerta cerrada. Según las controvertidas investigaciones de la fiscalía, el incidente es una prueba de la colaboración de los Hermanos Musulmanes con los ultras del Zamalek. «La Hermandad, en su obsesión por arruinar la estabilidad del país, aprovechó la conexión de algunos de sus miembros con los ultras del Zamalek y les proporcionó dinero y explosivos para perpetrar actos violentos durante los partidos de la liga», detalla el pliego.
En las horas previas a la cita, la multitud -encaramada a las verjas del recinto o hacinada en unos accesos acotados por una especie de jaula rodeada de alambradas de púas- se abalanzó sobre la puerta. Las imágenes en vídeo del fatídico momento -divulgadas por los testigos- muestran como, para hacer frente a la avalancha, las fuerzas de seguridad optaron por arrojar gases lacrimógenos y disparar perdigones contra el gentío. Lejos de dispersar la concentración, la carga policial terminó desatando el infierno. Cientos de aficionados quedaron atrapados en mitad del sofoco.