Cuarenta obras figurativas de bicicletas, con sencillas recopilaciones de encuadres, distintos ángulos y diferentes planos como recursos compositivos, unidas a una técnica mixta minuciosa, que le da al lienzo su peculiar atmósfera lumínica, componen la propuesta que la artista pamplonesa, Itxaso Razquin, ofrece en Civivox Iturrama. ‘Biciarte’, que así se llama la exposición, estará abierta al público hasta el 17 de abril, de lunes a sábado, de 9 a 14 y de 17 a 21 horas.
La autora estructura un conjunto de reglas y sistemas personales para pintar, creando su propio universo de bicicletas. Las imágenes que conforman la muestra las ha elegido por su carga simbólica y se percibe una búsqueda cuidadosa de modelos, en la que cada una de ellas se convierte en una alegoría del proceso creativo, ya que, como dice la propia Razquin “al pedalear suelen surgir las ideas más insólitas, soluciones a los problemas más intermitentes y las propuestas más descabelladas”. El alcalde de Pamplona, Enrique Maya, e Itxaso Razquin han presentado y visitado la muestra.
Con esta exposición, Razquin ha querido representar el estado en que se encuentra actualmente, lo que fue y lo que será. El recuerdo del pedaleo en su trayectoria profesional es y ha sido algo habitual, a través de las distintas actividades que ha emprendido, todas ellas con gran carga creativa, dado su firme compromiso por tratar de ofrecer un resultado final de calidad. La bicicleta le recuerda que es una persona muy activa, que se ilusiona con los miles de parajes convertidos en proyectos que imagina mientras pedalea.
Experiencias vividas y aficiones
La representación de cada bicicleta guarda relación con la multitud de experiencias vividas y las aficiones. Cada bicicleta es capaz de expresar un valor añadido de cada elemento protagonista dentro del proceso creativo, tal como la flexibilidad, sensibilidad, síntesis, pasión, constancia, fluidez… En un principio, los títulos elegidos para nombrar cada bicicleta iban a ser cada una de esas características necesarias que intervienen en un estado de trance. Pero lejos de confundir la interpretación del espectador, la decisión de la elección de títulos ha sido la de convertirla en un ‘Bicio’ personal.
La autora ha elegido la figuración de la bicicleta no solo por su estética, ya que como medio de transporte permite desplazarse con total libertad, libre de ataduras, inmersa en sí misma y descubrir diferentes lugares. Pero, además, es un medio de transporte sano, ecológico, sostenible y económico, válido para trasladarse por la ciudad y con el que disfrutar.
Razquin trabaja actualmente impartiendo talleres de creatividad para menores y preparando proyectos personales creativos y artísticos. Con 37 años, y tras un tiempo dedicado a la educación (ella es psicopedagoga de formación), ha decidido retomar la pintura y dedicarse a ellos profesionalmente.
Sobre la Biciarte
Partiendo de la trayectoria profesional como psicopedagoga de la autora, el proyecto quiere destacar reflexiones que ya antes otros habían trabajado, como Julio Cortázar, Bernardo Atxaga, Juan Merallo, Pedro Bravo o Eloy Tizón. Biciarte se mueve entre las muchas acepciones de la palabra vicio y las sensaciones y sentimientos que se generan en el pedaleo y el uso de la bicicleta.
Una acepción de la palabra vicio tiene que ver con afición. La afición es una actividad cuyo valor reside en que aquel que la ejecuta lo hace por interés o amor hacia la actividad en sí misma y sus frutos intelectuales artísticos, deportivos o materiales. La vocación y práctica artística, como alegoría de la afición por la bicicleta, es figurada en cada lienzo como concepto que rotula, caracteriza y envuelve cada obra.
Al pedalear, la surgen a la autora ideas insólitas, soluciones a los problemas más intermitentes y las propuestas más descabelladas. Es ponerse a pedalear e inmediatamente la autora engrosa la lista de personas con ideas innovadoras, relativizadoras de problemas y literatas con misa, debido a las endorfinas que genera esa acción, endorfinas que cambian el carácter, el humor y añaden creatividad. Pero al pedalear es imposible abarcar con la mirada todos los detalles, recordar todas las cosas, todas las pinceladas que nos rodean, cuando te bajas de la bicicleta. La ausencia de escenarios simboliza ese estado íntimo, ese insuficiente campo visual inherente al ser humano, que se paraliza y trunca aún más por el estrés, el ruido y demás actores infecciosos.
Inspiradas en el trabajo de DDBICI como artesano de bicicleta, cada una de ellas refleja ese tropel de inspiraciones e ingenios que despiertan la imaginación y creatividad durante el pedaleo, que guía y canaliza en el camino, recurso y herramienta activadora que para mí es adictiva. Razquin, hastiada de desperdiciar el cúmulo de genialidades que se le pasan por la cabeza mientras pedalea, ha decidido que cada vez que las musas le visiten no esperará más, frenará y dejará la bici apoyada a un lado del camino y reflejarlo, para luego continuar la marcha y seguir sumando nuevas ideas.