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La sonda ‘Philae’ sigue enviando datos a la nave ‘Rosetta’ aunque la ESA teme por la falta de luz solar

La sonda ‘Philae’ sigue enviando datos a la nave ‘Rosetta’ aunque la ESA teme por la falta de luz solar
El módulo Philae sobre la superficie del cometa. (Foto: ESA).
El módulo Philae sobre la superficie del cometa. (Foto: ESA.int).

El módulo Philae recibe pocas horas de luz solar para cargar sus paneles con energía suficiente para continuar en los próximos días las pruebas científicas que lleva a cabo, informó la ESA.

El Philae, que mantiene sin problemas la comunicación con su nave madre Rosetta en las horas que ésta tiene visibilidad, ya ha enviado las primeras imágenes del cometa 67/P Churyumov-Gerasimenko, realizadas sobre su superficie después del aterrizaje.

De momento, la Agencia Espacial Europea (ESA) desconoce la posición exacta del Philae pero prevé que la cámara de alta resolución que tiene la nave Rosetta lo pueda descubrir en las próximas horas.

El robot Philae ha pasado ya su primer día completo en el cometa 67P/Churyumov Gerasimenko, donde aterrizó el miércoles tras un viaje de diez años a bordo de la nave Rosetta y después de un emocionante descenso de siete horas. El robot se puso manos a la obra en cuanto llegó al cometa, pero el lugar en el que se encuentra ahora, que no es el que habían elegido los investigadores, está dificultando su misión científica porque no le está proporcionando luz suficiente para recargar sus baterías solares.

El robot, que se encuentra «estable» y enviando «gran cantidad de fantásticos datos», según los responsables de la misión, debería haberse quedado anclado en el primer punto en el que se posó. Sin embargo, al no desplegarse los arpones que le hubieran sujetado, dio varios saltos, de modo que fue desplazándose.

Según los datos recabados por los instrumentos, se posó en tres lugares distintos, a las 16:33, 18:26 y 18:33 horas respectivamente. Por ello, aunque desde un punto de vista operativo está funcionando adecuadamente, existe preocupación por la misión del robot a largo plazo. El Philae aterrizó sobre el cometa y luego botó al no activarse los arpones, debido a la falta de gravedad, que en el cometa es 100.000 veces menor que en la Tierra.

El módulo tocó la superficie del cometa a las 16.33 horas y botó un kilómetro de distancia en un espacio de una hora y cincuenta minutos, después volvió a tocar la superficie y rebotó unos centímetros en siete minutos.

Contentos, aunque visiblemente cansados porque pasaron la noche analizando los datos para intentar determinar el lugar exacto en el que está el robot y averiguar por qué no se activaron los arpones, los científicos de la Agencia Espacial Europea (ESA) volvieron a comparecer este jueves para explicar tanto los contratiempos que están surgiendo como los logros. En el momento del aterrizaje, el robot viajaba a una velocidad de un metro por segundo. En la maniobra de aterrizaje, dos arpones con los que el Philae tenía que engancharse a la superficie del cometa no se activaron y un sistema para estampar el módulo sobre el cometa tampoco funcionó.

«La velocidad de llegada a la superficie del cometa fue de un metro por segundo, una velocidad no demasiado elevada para que no se rompa el sistema y suficiente para que se quede bien anclado», dijo el jefe del Departamento de Ingeniería de Sistemas de tierra de la ESA, Juan Miró. El módulo, apoyado en la superficie con dos de sus patas y con la tercera en el aire, lleva una batería que le da autonomía energética hasta dos días y después lo que le queda de vida depende de los paneles solares.

El jefe de Vuelo de la ESA, Paolo Ferri, prevé que el Philae podrá permanecer estable sobre el cometa y descartó que vaya a rebotar de nuevo.

Se trata del Sistema Activo de Descenso, un depósito de gas frío a mucha presión, situado en la parte superior del Philae, que tenía que salir hacia arriba y presionar al módulo hacia el suelo. No obstante, este sistema no era crítico, realmente se diseñó por si el Philae aterrizaba en otro cometa más pequeño, según Miró, que es también subdirector del centro de control de operaciones de la ESA en Darmstadt (Alemania).

Philae permanecerá varios meses en el cometa en busca de pruebas de su superficie y composición.

El director de Vuelo de Rosetta, Andrea Acommazzo, dijo con entusiasmo que «vemos que el módulo de aterrizaje está sobre la superficie» del cometa desde su comparecencia en el centro de control de operaciones en la ciudad alemana de Darmstadt.

El director general de la ESA, Jean-Jacques Dordain, calificó el aterrizaje de Philae sobre el cometa como «un gran paso para la civilización humana». «Hemos sido los primeros en lograrlo y eso permanecerá para siempre. Nuestra ambiciosa misión Rosetta se ha asegurado un lugar en los libros de historia», añadió Dordain.

La señal de telemetría llegó poco después de las 16.00 GMT a la estación de la ESA en Malargüe (Argentina) y a la estación de la NASA en Madrid, 28 minutos después de que Philae aterrizara realmente sobre el cometa, tiempo que tardaron en llegar los datos a la velocidad de la luz porque las naves se encuentran a 511 millones de distancia de la Tierra.

La zona de aterrizaje, bautizada como Agilkia -nombre de una isla en el río Nilo-, es un área más o menos plana de un kilómetro cuadrado de superficie, pero el punto exacto era desconocido porque el cometa emite gases y podía perturbar la trayectoria de Philae.

La importancia científica y complejidad técnica de llegar a un cometa es comparable a la llegada a la Luna en 1969 de los astronautas de la NASA y así lo reflejaba el ambiente de alegría en el control de operaciones de la ESA en Darmstadt.

La misión contenía momentos críticos a nivel de ingeniería como llegar a una órbita adecuada y poder inyectar Philae en la dirección adecuada del cometa, según Miró.

Philae, que tiene autonomía energética de dos días y medio y después se alimentará a través de sus paneles solares, realizará ahora fotografías de la superficie del cometa.

También medirá en los próximos meses, con sus diez instrumentos, el campo magnético del cometa y tomará pruebas, de hasta 30 centímetros de profundidad, de los materiales de su superficie.

La ESA va a estudiar en detalle el desarrollo de la coma del cometa, averiguar el agua que tiene dentro y la expulsión, y si hay moléculas complejas -origen de la vida-. En caso de que el agua del cometa sea como la de la Tierra y de que el cometa tenga estas moléculas, la ESA tendrá la prueba de que fueron estos cuerpos los que trajeron el agua y la vida a la Tierra.

Para llegar hasta el cometa la sonda madre Rosetta ha realizado un largo viaje de diez años a través del Sistema Solar, que comenzó el 2 de marzo de 2004. Rosetta ha recorrido 6.400 millones de kilómetros hasta llegar al cometa el pasado 6 de agosto. Para ello recibió el impulso gravitatorio de la Tierra y Marte porque no existe un cohete lanzador capaz de enviar la sonda directamente hasta el cometa.

Rosetta, que lleva a bordo once experimentos científicos, también se encontró con el asteroide Steins a comienzos de agosto de 2008 y con el asteroide Lutetia en julio de 2010. Rosetta va a acompañar al cometa hasta el final del año próximo y durante ese tiempo obtendrá el 80 % de los datos científicos mientras el módulo de aterrizaje Philae cubrirá el 20 % restante.

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