Una manifestación en Bruselas contra la austeridad y las reformas del nuevo Gobierno terminó en batalla campal. Convocadas por los tres grandes sindicatos belgas, más de 100.000 personas desfilaron por las calles de la capital.
Los incidentes estuvieron protagonizados por entre 1.000 y 2.000 manifestantes radicales que volcaron y quemaron vehículos y mobiliario urbano y se enfrentaron a los antidisturbios, lanzándoles piedras, huevos y otros objetos. Los agentes respondieron con gases lacrimógenos y cañones de agua. El resultado: una treintena de detenidos y varias decenas de heridos de diversa consideración.
Los sindicatos denuncian las reformas económicas y sociales de la coalición derechista. Se oponen a la congelación de las subidas salariales anuales, las reformas en las pensiones y a que se retrase la edad de jubilación de los 65 a los 67 años.
Las protestas van a continuar por toda Bélgica y culminarán el 15 de diciembre en una huelga general.