La ausencia del Rey en la coronación o proclamación de su hijo, Príncipe de Asturias, al igual que su abdicación, no tiene sentido alguno, no se entiende. Como tampoco lo tiene que por “austeridad” no acompañen otros monarcas europeos a los nuevos Reyes de España.
A pesar del trabajo de los portavoces de Zarzuela enviando comunicados para dar un mensaje de normalidad, no está sirviendo de mucho. Dicen que es para no restar “protagonismo” al nuevo Rey, puede ser. Pero ¿Por qué será que no cala?
En otros comunicados han dejado claro que es una proclamación y no un “cambio de Estado”. No lo sé quizá, pero lo cierto es que la realidad apunta hacia otros lares.
La reducción de la Familia Real, sólo padres e hijos, la ausencia y pérdida (por primera vez) del simbolismo histórico-religioso-católico-cristiano en los nuevos monarcas, el olvido o ausencia del Himno de España ante los nuevos Reyes, en el programa protocolario orienta el camino que se va a seguir.
Sea como fuere, el momento que estamos viviendo es de gran envergadura. Parece que estemos asistiendo al inicio de un cambio de Estado y de Régimen. Para el cual tampoco hubiera extrañado como solución, la renuncia de los Príncipes de Asturias al reinado.
Contentar a todas las partes es harto imposible. Sólo a una minoría, suele ser fácil, pero de gran debilidad y futuro incierto.
Directora Navarrainformacion.es