Pasadas las elecciones europeas, Rajoy anuncia un Plan de inversión para España. Quizá sea esta la respuesta a la falta de análisis de su debacle electoral el 25M.
Sea como fuere, recuerda a aquel -nunca olvidado- Plan E de Zapatero, quien no reconocía la crisis e implantaba un plan de “reactivación económica” después de echar por tierra la burbuja inmobiliaria. Un Plan E de gasto inútil, ridículo, supérfluo, de obras y reobras en aceras y calzadas durante un período de tiempo.
El Plan de Rajoy (de momento sin letra) va un poco más allá. No se sabe si van a ser obras y reobras. Sólo se sabe que el Plan tiene que contar con las empresas privadas y con el sector público. Pero nada sobre cómo se va a reindustrializar, nada concreto en este sistema de inversión y crecimiento económico.
Quiere también “contribuir” al empleo con otro Plan, que consiste en la “modernización de los Servicios Públicos de Empleo, la colaboración de empresas privadas y la puesta en marcha del Portal único de empleo y de autoempleo».
Pero idem de idem, nada sobre medidas de reforma estructural, nada sobre la implicación y ayuda a las empresas, nada sobre cómo y en qué se va a invertir los millones de euros del Plan de inversión de Rajoy (máxime cuando depende también de las empresas privadas). Se me antoja que este plan no va a aumentar el empleo y sí el gasto inmediato en la modernización de ese Servicio Público de Empleo.
Está visto que los planes son como las comisiones. Si quiere que algo se atasque, no avance y deje todo en agua de borrajas, forje o cree usted una comisión. Ahora, también, un plan.
Directora Navarrainformacion.es