Ayer pudimos participar de una final de la Champions League totalmente española. Se daban cita el Real Madrid y el Atlético de Madrid. Un hito histórico para el recuerdo, ya que los dos son del mismo país y de la misma ciudad. Incluso no siendo «futbolera», pero fue un gran partido, convocó a España en Portugal y también al mundo entero a través de TVE y los medios de comunicación.
El Real Madrid iba a por la décima copa, algo importantísimo e inédito para el Club y la afición, teniendo en cuenta que durante los últimos años habían estado «en puertas de conseguirlo». El Atlético de Madrid hacía historia y hubiera sido su primera copa europea después de la Liga de este año 2014. Dos motivos deportivos más que suficientes para jugar y dar el todo por el todo.
Para la afición española y para los dos equipos, un gran día porque ganara quien ganará el título ya estaba aquí.
Pero si algo me gustaría destacar de este partido histórico, es el comportamiento de ambos. El reconocimiento y el respeto de uno a otro. El Atlético reconociendo que estaba ante el mejor equipo del mundo y el Madrid que estaba feliz porque habían llegado los dos y por el gran trabajo de su contrincante en este año. Y algo magnífico: el entrenador del Atlético felicitó a todos y cada uno de los jugadores del Real Madrid, por su arte, el Real Madrid, hizo el «pasillo» al Atlético de Madrid, Campeón de Liga.
Ha sido un ejemplo de convivencia deportiva donde los haya. No ha habido odio, ni gritos contra nadie, ni contra el Rey, ni contra la bandera roji-gualda. Más todavía teniendo en cuenta que se convocaron más de 100.000 personas en Portugal.
Es una pena que sólo sea el fútbol el que una dentro y fuera, pero gracias a ello, una vez más, el fútbol hace patria.
Directora Navarrainformacion.es
