Últimas noticias

Salvador Dalí vio en Goya al germen de la modernidad y del arte contemporáneo

Un Francisco de Goya más que cincuentón, recluido en una quinta con vistas al río Manzanares, concibió entre 1796 y 1799 los «Caprichos», su primera serie de grabados que casi dos siglos más tarde reinterpretó Salvador Dalí para reconocer en el pintor aragonés el germen del arte contemporáneo.
El resultado fue otra serie análoga pero a la que Dalí añadió entre 1973 y 1979 color, agregó algunos matices en forma de dibujos y modificó a su arbitrio los lemas que Goya (1746-1828) dispuso, como se puede apreciar desde hoy en Valladolid dentro de la exposición «Capricho surrealista», visitable hasta el 29 de mayo.
Narcisista, megalómano y extravagante, el pintor de Figueras se apoyó en el genio de Fuendetodos con el reclamo de un pretendido homenaje pero tuvo la osadía de reinterpretar, a las puertas del siglo XXI, la mirada crítica que el autor de «los fusilamientos del 2 de mayo» vertió en sus «Caprichos».
Hasta que Goya se atrevió a airear los vicios, corrupciones, desviaciones y desatinos del hombre, a título individual y como miembro de una comunidad, «el arte era concebido como una mera cuestión de estética, su medida era la belleza que aportaba», ha explicado esta mañana Dolores Durán, comisaria de la exposición que ha promovido el Ayuntamiento de Valladolid.
El sordo genial, además de modificar la técnica o el color y de introducir al pueblo en sus composiciones, hizo de la pintura un instrumento de constatación y denuncia, especialmente a partir de sus series de grabados, algo que vio y aprovechó Salvador Dalí para echar su cuarto a espadas y «revisitar a Goya».
Reprodujo fielmente los Caprichos, pero les añadió color e «introdujo elementos visuales y literarios» vinculados a la iconografía daliniana como fueron los relojes blandos, las figuras ambiguas y los asuntos erótico-sexuales, ha añadido Dolores Durán, hasta concluir, con su particular sesgo, en una «reinterpretación surrealista».
El grabado número 43 («El sueño de la razón produce monstruos») es considerado por Dalí como uno de los antecedentes del surrealismo que se extendió por Europa desde principios del siglo XX.
Entre los sesgos de índole literaria, el pintor ampurdanés modificó el lema del grabado número 8 («¡Que se la llevaron!») con el añadido de «creyendo que era mozuela» (virgen), en clara alusión al «Romancero gitano» de Federico García Lorca.
Del Capricho de Goya, puro realismo social, se pasa al disparate permanente del universo daliniano, de armazón surrealista; se viaja desde la denuncia del original a la provocación que propone el sucedáneo de los bigotes alargados.
Puede apreciarse en los cerca de ochenta grabados expuestos en la sala de Las Francesas de la capital vallisoletana, cedidos para la ocasión por un coleccionista mexicano, siete de ellos junto a los originales de Goya que han prestado diferentes propietarios.
Los de Dalí han sido visto en diferentes lugares de España pero, confrontados con los del pintor aragonés sólo a través de este muestrario que en el último año ha visitado, entre otros lugares, el Instituto Cervantes en Nueva York y La Rioja, ya en España.
Para Dolores Durán, la revisión de los grabados de Goya es un reconocimiento implícito de éste, como maestro, por parte del surrealista. EFE

Por Roberto Jiménez

About The Author

Otras noticias publicadas

Responder

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.plugin cookies

ACEPTAR
Aviso de cookies