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Eutanasia activa en el PP

Los acontecimientos a los que venimos asistiendo, lejos de ser vergonzosos en el plano político, se están convirtiendo en una eutanasia activa del PP nacional con la que acortar o suprimir el curso vital de este partido. Véase la irracionalidad y los celos, absolutamente enfermizos, que están protagonizando sus dirigentes Pablo Casado y García Egea contra su compañera Isabel DíazAyuso.

Políticamente hablando, no parece muy lícito arremeter contra una persona por ser votada masivamente en Madrid en unas obligadas elecciones anticipadas; por gestionar, por hacer oposición a Sánchez y su calamitosa gestión de la pandemia; por querer la celebración de un Congreso en el PP regional de Madrid que lleva más de un año dirigido por una gestora.

Todo por la acusación del PP, sin pruebas, de un “posible” contrato de Ayuso a su hermano, con espionaje sucinto o no. Un contrato, por otra parte, realizado sin irregularidad alguna.

No es cuestión de quién gane o pierda. Porque pierde España, lo primero, y pierde el PP.

El caso es que, después de las elecciones en Catilla y León; después de salir el PSOE y reductos de la izquierda arremetiendo contra el PP, contra Casado, ante un posible acuerdo de PP con Vox, el PP nacional estalla y expedienta a Ayuso.

Sin más, sin demostrar documentalmente nada y con la dimisión de Carromero, cabeza de turco que llegó al PP de la mano de Casado.

Podríamos pensar que este ataque contra Ayuso esté urdido o negociado con la oposición. Pero Casado, tras un silencio silente, ha asegurado que la información, no ha salido de la Moncloa (PSOE-Podemos). Y ¡he aquí! que no ha dicho de dónde, ni quién le ha filtrado aquello a lo que ahora llama tráfico de influencias.

Sea como fuere, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, Feijoó, quien estaba en la rumorología política y mediática para presidir el PP nacional, ha salido con la aureola de mediador, haciendo gala de su galleguismo, para decir que “Ayuso y Casado deben sentarse solos y buscar una solución”. A la vez que entre palabra y palabra se le veía postulándose ya como candidato en el próximo Congreso popular, que debería celebrarse este 2022.

Así las cosas, difícilmente es creíble que Ayuso fuera a cometer el error del que se le acusa, cuando ha estado bajo la lupa de la oposición y del PP. Día sí y día también.

Nieves Ciprés, periodista

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