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El entrenamiento corto e intenso ayuda a combatir la resistencia a la insulina en personas con diabetes tipo 2

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Un nuevo estudio publicado en la revista científica “Frontiers in Physiology”, en el que han participado el catedrático de la Universidad Pública de Navarra (UPNA) Mikel Izquierdo Redín junto a tres investigadores de las universidades de Los Lagos de Chile (Cristian Álvarez y Rodrigo Ramírez Campillo) y del Rosario de Colombia (Robinson Ramírez-Vélez), sugiere que el denominado entrenamiento interválico de alta intensidad o “High-Intensity Interval Training” (HIIIT, por sus siglas en inglés) es una manera “eficiente y efectiva” de reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, independientemente de los niveles de resistencia a la insulina.

Esta última variable significa que el cuerpo comienza a no responder a esta hormona que ayuda al cuerpo humano a procesar la glucosa, sobre todo, en los músculos y el hígado.

El fracaso en este proceso causa la diabetes. Este tipo de entrenamiento consiste en repetir de cuatro a seis veces ejercicios de corta duración (desde treinta segundos hasta cuatro minutos), a alta intensidad (por encima del 85-95% de la frecuencia cardiaca máxima), con entre tres y cuatro minutos de recuperación. A él se sometieron un grupo de mujeres en riesgo de padecer dicha enfermedad, quienes, después de participar en el programa de entrenamiento, mejoraron su salud cardiovascular.

Para evitar el desarrollo de diabetes, aquellos pacientes con factores de riesgo, como quienes presentan alta resistencia a la insulina, se les pide a menudo que aumenten su actividad física. Sin embargo, se ha venido observando que el ejercicio no funciona de la misma manera para todos. Estas diferencias individuales en la respuesta al ejercicio son bien conocidas, pero generalmente han sido investigadas en personas sometidas a programas tradicionales de ejercicios de resistencia. El entrenamiento interválico de alta intensidad, una alternativa novedosa, es más eficiente en el tiempo y se ha demostrado que mejora diferentes variables relacionadas con la salud.

PESO, PRESIÓN ARTERIAL Y CINTURA

Los investigadores firmantes de este artículo se propusieron estudiar si un programa de entrenamiento interválico de alta intensidad podría ayudar a reducir los niveles de insulina y glucosa en sangre y reducir el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2, independientemente de sus niveles de resistencia a la insulina. También monitorizaron parámetros como el peso, la presión arterial y el perímetro de la cintura, que se asocian con enfermedades cardiovasculares. El objetivo del equipo era encontrar una forma eficaz de reducir el riesgo de desarrollar dichas enfermedades cardiovasculares en el futuro y determinar qué personas se podrán beneficiar mejor de los programas de ejercicio físico.

Para ello, cuarenta mujeres adultas sedentarias y en riesgo de diabetes mellitus tipo 2 se sometió a un programa de diez semanas de entrenamiento interválico de alta intensidad bajo vigilancia de su salud cardiovascular.

Las voluntarias se dividieron en dos grupos en función de su nivel de resistencia a la insulina y los investigadores compararon las diferencias en las respuestas obtenidas al programa de ejercicios. En general, el entrenamiento interválico de alta intensidad provocó cambios positivos en los indicadores de salud cardiovascular. La mayoría de las mujeres en el grupo de mayor riesgo experimentaron beneficios gracias al programa de ejercicios, sobre todo, en índices como la presión arterial y los niveles de glucosa e insulina en sangre. Además, las mujeres en ambos grupos perdieron peso y grasa corporal después del programa de ejercicios.

En vista de estos resultados, los autores del artículo sugieren que el entrenamiento interválico de alta intensidad es un prometedor programa de ejercicios que ofrece a muchas personas la oportunidad de mejorar su salud cardiovascular. El estudio también supone un avance hacia la mejora de la comprensión de quienes no responden a los programas de ejercicio físico y el tipo de actividades que pueden ayudar a las personas.

No obstante, Mikel Izquierdo señala que, en el futuro, deberán tenerse en cuenta la influencia de la genética y de otras enfermedades cardiometabólicas, como la hipertensión, para determinar cuál es el mejor programa de ejercicios.

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